Imitando La Compasión De JesúsMuestra

La genuina compasión motiva a aliviar la aflicción de otros.
Cuando Jesús inició su ministerio, su fama se extendió rápidamente por todo el territorio, debido a los milagros que realizaba: sanaba enfermos, levantaba muertos, multiplicaba alimentos y saciaba a los hambrientos. La Palabra cuenta cómo sus hazañas eran asombrosas, y mucho se ha hablado por siglos de todas ellas. Pero a veces ignoramos que todos esos milagros, que por siglos nos han maravillado, nacieron de un Jesús conmovido por el dolor de otros.
Ahora bien, cuando los autores de los evangelios hablaron de la compasión de Jesús, utilizaban la palabra σπλάγχνον, que hace referencia a las entrañas, los intestinos, es decir, a lo más íntimo del ser. Con esto, querían dar a entender que Jesús sentía un inmenso pesar al ver a otros sufrir, desde lo más profundo de su ser, lo cual lo movía a actuar y a usar el poder que tenía en sus manos para librarlos de su padecimiento.
Ahora, la Real Academia Española define la compasión como un «sentimiento de pena, de ternura y de identificación ante los males». Pero al ver a Jesús, podemos ver que la compasión no se limita en sentir pesar, sino que siempre motiva a una acción.
Nosotros, por nuestra parte, no tenemos los mismos poderes divinos de Jesús para curar enfermos o levantar de los muertos; sin embargo, el Señor nos ha provisto de algo con lo que podemos ayudar a otros. Pues nuestra salud, palabras, tiempo y dinero son recursos que el Señor nos ha provisto para ayudar a otros.
Así que seamos como Jesús, no ignoremos el clamor de los que están a nuestro alrededor y necesitan ayuda. También revisemos lo que tenemos en nuestras manos y veamos de qué manera podemos ayudarlos.
- Aprende: Define con tus palabras la compasión.
- Vive: ¿Qué recursos te ha dado Dios y cómo crees que puedes emplearlos para aliviar la aflicción de otros?
- Lidera: Comparte con otras hermanas esta reflexión para que mediten de qué manera pueden ayudar a otros en su aflicción.
Oración
Jesús, sé que no ha existido nadie tan compasivo como tú; fuiste humilde, te hiciste hombre para acercarte al padecimiento de los afligidos, escuchaste su clamor y los sanaste. Más grandioso que todos los milagros que hiciste, es tu corazón compasivo, sensible a la necesidad de los demás. Ayúdame a ser como tú, a imitar tu compasión; hazme ver los recursos que me has dado y dame sabiduría para usarlos para aliviar las aflicciones de otros. Amén.
Escrituras
Acerca de este Plan

¿Te acuerdas de cómo Jesús te miró cuando estabas perdida, rota y llena de culpa? No con juicio, ¡sino con compasión! Él no te dio lo que merecías, te dio gracia. Y ahora, tú y yo somos llamadas a hacer lo mismo. A mirar con ternura, a abrazar al que falla, a ser un reflejo viviente de esa misericordia que nos salvó. Aprendamos juntas la compasión que hemos recibido para amar como Jesús nos ha amado.
More
Nos gustaría agradecer a Reformadas por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: www.reformadas.com









