Las temporadas de la vidaMuestra

Los veranos: tiempos de gratitud

Hay temporadas donde todo parece florecer. Momentos de descanso, gozo y plenitud. Son los “veranos” de la vida, donde decimos: “Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides ninguno de sus beneficios” (Salmo 103:2).

Estos tiempos son necesarios para renovar fuerzas, disfrutar de los frutos del trabajo y experimentar la bondad de Dios. Pero también en la abundancia debemos cuidar el corazón. La comodidad puede adormecer el alma y hacernos olvidar de quién proviene la bendición.

El desafío del verano espiritual es mantener la gratitud y la dependencia de Dios aun cuando todo va bien. Si aprendemos a agradecer en la abundancia, también podremos confiar en la escasez.

Preguntas de reflexión

1. ¿Agradezco a Dios con la misma intensidad con la que pido su ayuda?
2. ¿Cómo puedo mantener un corazón dependiente en tiempos de bendición?

Oración

Gracias, Señor, por los días de sol y abundancia. No permitas que mi corazón se acomode. Quiero disfrutar tus bendiciones sin olvidar tu presencia. Amén.