Conociendo a Jesús Como Tu Mejor AmigoMuestra

¿Qué significa que Jesús sea mi amigo?

Puede que hayas escuchado que Jesús puede ser tu amigo. Como alguien que creció en un hogar cristiano, asistiendo a un colegio cristiano y a la iglesia desde pequeña, sé que yo sí lo escuché muchas veces. Pero, ¿qué significa realmente que Jesús sea mi amigo?

La verdad es que no es algo que he logrado asimilar al 100%. ¿A qué te refieres con que yo, una joven de 22 años, pueda ser amiga del único tan perfecto que se sacrificó para perdonar todos mis pecados? La respuesta es esta: es una amistad que desafía toda lógica, la oportunidad de conocer íntimamente a Aquel que te creó. Más que un amigo, es tu Salvador y Señor, que te invita a una relación cercana.

Por eso, durante estos días vamos a estar aprendiendo juntos qué significa ser amigo de Jesús. Nos vamos a enfocar en descubrir cómo se forma y cómo se vive una verdadera amistad.

Piensa en tu mejor amigo o amiga. Responde esta pregunta antes de seguir leyendo el devocional: ¿Qué lo hace tu mejor amigo?

Probablemente tu respuesta haya sido algo como: “Lo conozco de toda la vida”, “Puedo contarle cualquier cosa y siempre me apoya sin juzgarme”, o “Conozco todo sobre él y él conoce todo sobre mí”. La cualidad de un amigo que vamos a analizar en este plan es conocerse.

Debemos conocer a alguien para que esa persona deje de ser solo un “conocido” o un “compañero” y pase a ser llamado un amigo. Buenas noticias: Jesús quiere conocerte, y también quiere que tú lo conozcas.

Pero, ¿qué significa realmente conocer a alguien? Regresemos a pensar en tu mejor amigo. Seguramente sabes cómo va a reaccionar cuando le cuentes algo bueno que te pasó. También sabes que te va a consolar cuando no estés en tu mejor momento. Conoces su carácter. Sabes qué le gusta y qué no. Sabes qué lo hace feliz y qué lo entristece. Su amistad va mucho más allá de saber el día de su cumpleaños o su comida favorita. Podríamos decir que conoces su corazón, y él conoce el tuyo.

Lo hermoso es que también es posible conocer a Jesús de esa manera. Al fin y al cabo, nos dejó todo un libro sobre su vida. Podemos hablarle cuando queramos y pedirle consejos sobre cualquier situación. Podemos confiar en que se alegrará con nosotros y que también llorará con nosotros. Después de todo, Él murió por nosotros.

Eso sí, es importante recordar que no se hace un amigo de la noche a la mañana. Esa es parte de la belleza de una amistad: vivir y disfrutar el proceso de conocer al otro.

En Colosenses 3 se nos enseña cómo debemos vivir una vez conocemos al Señor y le entregamos nuestra vida. Si aún no lo has leído, te animo a hacerlo: es un capítulo súper completo y muy útil para usarlo como guía.

Hubo una parte en específico que llamó mi atención:

“Y ahora viven de manera diferente. En realidad, ustedes son personas nuevas, que cada vez se parecen más a Dios, su creador, y cada vez lo conocen mejor.” (Colosenses 3:10 TLA)

Así que recuerda: conocer más a Dios es un proceso. Disfruta ese proceso de conocerlo y de construir tu amistad con Él.

Podemos conocer mejor a Dios. ¿Cómo? Eso lo seguiremos descubriendo en los próximos días de este plan. Por ahora, quiero dejarte con este pensamiento: Para tener una amistad con Jesús, debes conocerlo.

Así que te dejo este reto: tómate 5 minutos ahora que termines de leer este devocional. Habla con Jesús como lo harías con un amigo. No le pidas nada, solo cuéntale cómo te sientes. Empieza a construir ese hábito de conversación para conocerlo.