La Luz Incomparable Del VerboMuestra

El Verbo eterno

“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios” (Juan 1:1 RVR1960).

Cristo no tiene principio ni fin: Él es eterno, Dios verdadero y fundamento de toda verdad.

El evangelio de Juan abre con una declaración poderosa: Jesús no comenzó en Belén cuando encarnó en la naturaleza humana, sino que existía desde la eternidad. Él es el Verbo, la Palabra viva, la plena revelación de Dios. Estaba con Dios, en perfecta comunión, y era Dios, compartiendo su misma esencia.

Esta verdad nos recuerda que nuestra fe no se fundamenta en un profeta pasajero ni en un maestro moral, sino en el Dios eterno hecho carne. En tiempos de incertidumbre, la eternidad y divinidad de Cristo son nuestro ancla firme. Reconocerle como Verbo eterno nos lleva a adoración, confianza y obediencia, pues solo Él tiene palabras de vida eterna (Juan 6:68).

¿Reconozco cada día a Cristo como Dios eterno, centro de mi fe y Señor absoluto de mi vida?