Grandeza en servir

En Medio De La Ansiedad

Quiero estar sobrio

Confiando en Dios

Nacidos para vencer el pecado

Bajo la Sombra del Omnipotente

El Poder Del Nombre De Jesús

Alaba en Medio De La Prueba

Mujeres de fe

Cuando El Corazón Se Cansa De Esperar: Aprendiendo De Sara

Biblia Reina Valera 1960

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 <div class="book bk1TI">
 <div class="chapter ch1" data-usfm="1TI.1">
 <div class="label">1</div><div class="s">Salutaci&#243;n</div><div class="p"> 1Pablo, ap&#243;stol de Jesucristo por mandato de Dios nuestro Salvador, y del Se&#241;or Jesucristo nuestra esperanza, 2a Timoteo,#Hch. 16.1. verdadero hijo en la fe: Gracia, misericordia y paz, de Dios nuestro Padre y de Cristo Jes&#250;s nuestro Se&#241;or.</div><div class="s">Advertencia contra falsas doctrinas</div><div class="p"> 3Como te rogu&#233; que te quedases en &#201;feso, cuando fui a Macedonia, para que mandases a algunos que no ense&#241;en diferente doctrina, 4ni presten atenci&#243;n a f&#225;bulas y genealog&#237;as interminables, que acarrean disputas m&#225;s bien que edificaci&#243;n de Dios que es por fe, as&#237; te encargo ahora. 5Pues el prop&#243;sito de este mandamiento es el amor nacido de coraz&#243;n limpio, y de buena conciencia, y de fe no fingida, 6de las cuales cosas desvi&#225;ndose algunos, se apartaron a vana palabrer&#237;a, 7queriendo ser doctores de la ley, sin entender ni lo que hablan ni lo que afirman.</div><div class="p"> 8Pero sabemos que la ley es buena, si uno la usa leg&#237;timamente; 9conociendo esto, que la ley no fue dada para el justo, sino para los transgresores y desobedientes, para los imp&#237;os y pecadores, para los irreverentes y profanos, para los parricidas y matricidas, para los homicidas, 10para los fornicarios, para los sodomitas, para los secuestradores, para los mentirosos y perjuros, y para cuanto se oponga a la sana doctrina, 11seg&#250;n el glorioso evangelio del Dios bendito, que a m&#237; me ha sido encomendado.</div><div class="s">El ministerio de Pablo</div><div class="p"> 12Doy gracias al que me fortaleci&#243;, a Cristo Jes&#250;s nuestro Se&#241;or, porque me tuvo por fiel, poni&#233;ndome en el ministerio, 13habiendo yo sido antes blasfemo, perseguidor#Hch. 8.3; 9.4-5. e injuriador; mas fui recibido a misericordia porque lo hice por ignorancia, en incredulidad. 14Pero la gracia de nuestro Se&#241;or fue m&#225;s abundante con la fe y el amor que es en Cristo Jes&#250;s. 15Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jes&#250;s vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero. 16Pero por esto fui recibido a misericordia, para que Jesucristo mostrase en m&#237; el primero toda su clemencia, para ejemplo de los que habr&#237;an de creer en &#233;l para vida eterna. 17Por tanto, al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al &#250;nico y sabio Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Am&#233;n.</div><div class="p"> 18Este mandamiento, hijo Timoteo, te encargo, para que conforme a las profec&#237;as que se hicieron antes en cuanto a ti, milites por ellas la buena milicia, 19manteniendo la fe y buena conciencia, desechando la cual naufragaron en cuanto a la fe algunos, 20de los cuales son Himeneo y Alejandro, a quienes entregu&#233; a Satan&#225;s para que aprendan a no blasfemar.</div>
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Texto bíblico Reina-Valera 1960® © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Derechos renovados 1988, Sociedades Bíblicas Unidas.

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 <div class="book bk1TI">
 <div class="chapter ch2" data-usfm="1TI.2">
 <div class="label">2</div><div class="s">Instrucciones sobre la oraci&#243;n</div><div class="p"> 1Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; 2por los reyes y por todos los que est&#225;n en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad. 3Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, 4el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad. 5Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, 6el cual se dio a s&#237; mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo. 7Para esto yo fui constituido predicador y ap&#243;stol (digo verdad en Cristo, no miento), y maestro de los gentiles en fe y verdad.#2 Ti. 1.11.</div><div class="p"> 8Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando manos santas, sin ira ni contienda. 9Asimismo que las mujeres se atav&#237;en de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos,#1 P. 3.3. 10sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad. 11La mujer aprenda en silencio, con toda sujeci&#243;n. 12Porque no permito a la mujer ense&#241;ar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio. 13Porque Ad&#225;n fue formado primero,#Gn. 2.7. despu&#233;s Eva;#Gn. 2.21-22. 14y Ad&#225;n no fue enga&#241;ado, sino que la mujer, siendo enga&#241;ada, incurri&#243; en transgresi&#243;n.#Gn. 3.1-6. 15Pero se salvar&#225; engendrando hijos, si permaneciere en fe, amor y santificaci&#243;n, con modestia.</div>
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 <div class="chapter ch3" data-usfm="1TI.3">
 <div class="label">3</div><div class="s">Requisitos de los obispos</div><div class="p"> 1Palabra fiel: Si alguno anhela obispado, buena obra desea. 2Pero es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para ense&#241;ar; 3no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro; 4que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeci&#243;n con toda honestidad 5(pues el que no sabe gobernar su propia casa, &#191;c&#243;mo cuidar&#225; de la iglesia de Dios?); 6no un ne&#243;fito, no sea que envaneci&#233;ndose caiga en la condenaci&#243;n del diablo. 7Tambi&#233;n es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en descr&#233;dito y en lazo del diablo.#Tit. 1.6-9.</div><div class="s">Requisitos de los di&#225;conos</div><div class="p"> 8Los di&#225;conos asimismo deben ser honestos, sin doblez, no dados a mucho vino, no codiciosos de ganancias deshonestas; 9que guarden el misterio de la fe con limpia conciencia. 10Y estos tambi&#233;n sean sometidos a prueba primero, y entonces ejerzan el diaconado, si son irreprensibles. 11Las mujeres asimismo sean honestas, no calumniadoras, sino sobrias, fieles en todo. 12Los di&#225;conos sean maridos de una sola mujer, y que gobiernen bien sus hijos y sus casas. 13Porque los que ejerzan bien el diaconado, ganan para s&#237; un grado honroso, y mucha confianza en la fe que es en Cristo Jes&#250;s.</div><div class="s">El misterio de la piedad</div><div class="p"> 14Esto te escribo, aunque tengo la esperanza de ir pronto a verte, 15para que si tardo, sepas c&#243;mo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad. 16E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad:</div><div class="q">Dios fue manifestado en carne,</div><div class="q">Justificado en el Esp&#237;ritu,</div><div class="q">Visto de los &#225;ngeles,</div><div class="q">Predicado a los gentiles,</div><div class="q">Cre&#237;do en el mundo,</div><div class="q">Recibido arriba en gloria.</div>
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El Espíritu Santo en las Cartas de PabloMuestra

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