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Un oído atento a la sabiduría
“Aplica tu corazón a la enseñanza, y tus oídos a las palabras de sabiduría” (Proverbios 23:12, RVR1960).
Escuchar es el primer acto de obediencia.
El oído es la puerta de entrada de la sabiduría. Para ser sabio se requiere saber escuchar. La Escritura nos llama a ser “prontos para oír” (Santiago 1:19) y a prestar atención diligente a la voz de Dios (Isaías 55:3). Escuchar no es pasivo; requiere concentración, disposición - apertura y humildad. Israel falló muchas veces porque “no escuchó la voz del Señor” (Jeremías 7:24). En contraste, Jesús enseñó que sus ovejas oyen su voz y le siguen (Juan 10:27).
La sabiduría divina no compite con el ruido del mundo, por eso necesitamos cultivar el silencio interior para discernirla. Escuchar a Dios también implica atender la instrucción de consejeros piadosos (Proverbios 11:14). Así, el oído atento se convierte en canal de dirección para cada decisión práctica de la vida.
¿Qué voces necesitas silenciar en tu vida para escuchar con mayor claridad la voz de Dios?
Acerca de este Plan
Proverbios 23:12 nos invita a una disciplina espiritual: inclinar el corazón hacia la instrucción y el oído hacia las palabras de sabiduría. Este devocional presenta un camino de crecimiento en obediencia y discernimiento. Primero, reconocemos la necesidad de abrir el corazón. Luego, aprendemos a afinar el oído para escuchar. Finalmente, se nos llama a unir ambos en una vida práctica, donde la sabiduría se transforma en fruto visible y eterno.
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Nos gustaría agradecer a Arnoldo Arana por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: leadershiftglobal.com
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