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Aprendiendo a PerdonarMuestra

Aprendiendo a Perdonar

DÍA 1 DE 5

¿Alguna vez alguien te pagó la cuenta de una comida o alguna deuda de dinero?

La alegría y agradecimiento que se experimenta es grande y más aún cuando no tenías los recursos para hacerlo.

Ahora imagina la escena de un prisionero cuya condena, que merecía al ser culpable de quebrantar la ley, es perdonada y el “prisionero” es absuelto, siendo completamente libre, ya que alguien más pagó su condena. ¿Qué sentirá aquel prisionero al saber que ya no es más prisionero sino un hombre libre?

¡Cuentas saldadas, corazón feliz y dichoso!

Es esto lo que describe el salmista… Cuando dice: BIENAVENTURADO AQUEL CUYA TRANSGRESIÓN HA SIDO PERDONADA.

Sin embargo, esta alegría no siempre se experimenta para aquel que decidió cubrir la deuda, saldarla o simplemente perdonarla. Humanamente, no es algo que por naturaleza se experimente… Al menos no en nuestra vieja naturaleza inclinada a guardar rencor, llevar un registro de las ofensas, recordarlas, odiar y buscar venganza.

Es ahí, en la lucha de nuestra carne y el Espíritu, en la que llegamos a cuestionarnos.

¿Cómo perdonar a quién me ofendió dentro o fuera de la iglesia?, ¿La reconciliación es posible?, ¿Podré sanar y olvidar la ofensa? En esos momentos llegamos a considerar incluso que perdonar es una petición difícil, arriesgada e irracional.

Si tú mismo te has hecho alguna de estas preguntas… Te tengo una buena noticia.

Has dado el primer paso en este aprendizaje.

  • Si estás leyendo este devocional, quiere decir que has reconocido que hay algo que debes perdonar a alguien.
  • Si estás leyendo este devocional, quiere decir que quieres perdonar, quizás simplemente porque como cristiano sabes que Dios te pide hacerlo y deseas obedecer, pero no sabes cómo lograrlo, pues tu corazón se encuentra en una lucha. Quizás la herida provocada por la otra persona aún te sigue doliendo, quizás aún sigues llorando cuando hablas sobre lo ocurrido o tal vez aún traes la ofensa constantemente a tu memoria. Sea cual sea la razón, la buena noticia es que deseas hacerlo. Quieres perdonar a pesar de que sientes no poder y eso es un buen comienzo.
  • Tal vez no te sientas identificado con ninguna de las dos anteriores razones, pero puedo asegurarte que este plan también es para ti. El perdón debe ser practicado y otorgado todos los días, alguna vez llegué a pensar que había obedecido a Dios en este aspecto tanto que ya no tenía nada contra nadie, pero luego me di cuenta de que algunas veces había en mi corazón una falta de perdón que había pasado desapercibido, por lo que aprendí que constantemente debía examinarme.

La falta de perdón no siempre se observa de la misma forma; de hecho, algunas veces podemos confundir nuestras emociones. Lo que pareciera enojo y tristeza tal vez podría ser en realidad una falta de perdón. No nos daremos cuenta de ello si no nos exponemos a la luz de la Palabra de Dios y le pedimos a Dios en oración que nos examine.

Oremos juntos.

Padre Celestial, algunas veces he creído que ya no tengo nada más que perdonar y me he engañado a mí misma/o porque aún hay emociones como el enojo y la tristeza con las cuales he ocultado la falta de perdón. Confieso que para mi carne y mi vieja naturaleza no es fácil perdonar; sin embargo, ayúdame a vivir en la realidad de la nueva identidad y nuevo nacimiento que me has dado en Cristo. Tú has dicho que en Cristo soy nueva criatura, las cosas viejas pasaron y todas son hechas nuevas, ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Hoy te doy gracias porque yo soy bienaventurada/o, porque tú mismo me has perdonado mis pecados y transgresiones. Ayúdame a vivir y a caminar en la luz de esta verdad, perdonando a los demás como tú me perdonaste a mí por medio de Cristo. En el nombre de Jesús. Amén.

Acerca de este Plan

Aprendiendo a Perdonar

¿Cómo perdonar a quién me ofendió dentro o fuera de la iglesia?, ¿La reconciliación es posible?, ¿Podré sanar y olvidar la ofensa? Cuando perdonar se convierte en una decisión difícil, tanto que llegamos a considerar que jamás podremos sanar ni olvidar la ofensa, es necesario volver al evangelio. Volver a… ¡Las buenas noticias de salvación, reconciliación y perdón en Cristo! ¡Cuentas saldadas, corazón feliz!

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Nos gustaría agradecer a Fátima Meza por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: linktr.ee/soyfatimaa