Ver con ojos espirituales

Hasta ahora hemos hablado del poder iluminador de la Palabra, pero este versículo nos muestra un nivel aún más profundo: la luz de la Palabra no solo ilumina el camino, sino que penetra el corazón. Pablo ora para que los ojos de vuestro corazón sean iluminados, porque se necesita una vista espiritual para comprender ciertas realidades.

La Palabra no solo nos guía, sino que nos revela cosas que el ojo humano no puede percibir. Nos hace ver lo invisible, esperar lo eterno, creer lo imposible. Nos habla de una herencia gloriosa, preparada para los hijos de Dios: algo que el mundo no entiende, pero que en Cristo se convierte en una certeza viva.

La Palabra nos abre los ojos sobre quiénes somos en Cristo, sobre el valor que tenemos ante Dios y sobre la increíble riqueza de nuestra esperanza celestial. Este es un don que no proviene de un esfuerzo intelectual, sino de una revelación interior que solo el Espíritu Santo, a través de la Palabra, puede obrar en nosotros.

Oración: Espíritu Santo, ilumina los ojos de mi corazón. Haz que vea lo que el mundo no ve: tu gloria, tu herencia, tu amor eterno.