Marcando La DiferenciaMuestra

Somos la Luz y la Sal

Vivimos en una generación que quiere hacer la diferencia, pero que está confundida en cómo hacerlo; una generación que clama por justicia, pero que pone su esperanza en los lugares equivocados. Como creyentes, no estamos llamados a mezclarnos en una sociedad en decadencia, sino a resaltar y ser luz en medio de ella.

En Mateo 5, Jesús nos llama a ser la sal de la tierra y la luz del mundo, y probablemente ya hayas escuchado ese término en la iglesia o a través de un predicador o un líder, pero capaz hoy te estés preguntando: ¿qué significa realmente serlo?

Para responder eso, primeramente veamos el contexto en la cuál Jesús dijo estas palabras. Una multitud se había reunido y Jesús subió a un monte, la Biblia dice que sus discípulos subieron con Él y comenzó a enseñarles. Sus discípulos eran personas comunes: pescadores, trabajadores normales. En el imperio romano y en la cultura judía de ese tiempo, la gente de estatus bajo eran los trabajadores comunes. Estas personas no tenían poder intelectual, ni poder económico, ni ninguna influencia cultural. Jesús estaba hablando a gente normal, común, no a las personas que uno esperaría que hicieran una diferencia.

Aunque parecían comunes, Jesús no los llamó a camuflarse entre la gente, Él los llamó a sobresalir. Aunque tu vida parezca ordinaria, a través de Cristo estás llamado a vivir una vida extraordinaria.

Jesús dijo que somos la luz del mundo, y la luz es mucho más poderosa que la oscuridad. En un mundo lleno de oscuridad, guerras, desesperanza y corazones rotos, es muy dificil ver una salida, tener esperanza. Pero Jesús dijo: “Así brille la luz de ustedes delante de los hombres, para que vean sus buenas acciones y glorifiquen a su Padre que está en los cielos”.

La luz vence la oscuridad siempre. La luz da dirección, le muestra a la gente hacia dónde mirar, les da un norte, como un faro en el medio del mar.

Por otro lado, la sal hace que todo sea mejor. Mejora el sabor de una carne a la parrilla, da sabor a nuestras comidas favoritas, y en tiempos anteriores, se utilizaba para preservar los alimentos. Nosotros somos la sal: estamos llamados a hacer las cosas mejores.

No estamos llamados a mezclarnos, sino a resaltar.

Para Reflexionar:

• ¿Es mi vida, mis acciones o mi forma de pensar un faro de la Luz de Jesús para quienes me rodean?

Oración

Señor Jesús, gracias porque me recuerdas que no me creaste para vivir una vida común y sin propósito, sino para ser luz y sal en medio de este mundo. Ayúdame a no mezclarme con la oscuridad, sino a resaltar con mis palabras, mis pensamientos y mis acciones. Que mi vida pueda dar dirección y esperanza a otros. Amén.