SantiagoMuestra

A veces pensamos que Dios nos está probando presentándonos tentaciones para ver si caemos en ellas o no; pero estos versículos dejan muy en claro que Dios, que nunca ha pensado en hacer algo malo o pecaminoso, no tienta a nadie. Más bien, nosotros sentimos tentaciones porque eso ya está dentro de nosotros. La palabra concupiscencia se refiere a los deseos por lo prohibido; nuestra carne desea esas cosas. El pecado es algo que se disfruta; si no, no nos tentaría. Al ser tentados es porque, en el fondo, ya nos gusta ese pecado.
El ser tentado en sí no es pecado; pero si actuamos sobre esa tentación, entonces es cuando nace el pecado, y este trae muerte. La paga del pecado es muerte.
Dios no nos manda tentaciones, sino que nos da cosas buenas; todo lo bueno desciende de Dios. A mí me da tanta alegría saber que en Dios no hay cambio alguno: Él es el mismo de ayer, hoy y lo será por siempre.
Después de la lectura escribe lo siguiente en tu cuaderno o libreta:
- ¿Qué aprendí?
- ¿Cómo lo puedo aplicar a mi vida?
- Una oración.
Escrituras
Acerca de este Plan

Este devocional está diseñado para guiarte paso a paso en el estudio de la Palabra de Dios. Cada día encontrarás una porción del libro de Santiago, después podrás leer una breve reflexión que te ayudará a meditar en el pasaje y concluirás respondiendo a preguntas que te animarán a aplicar lo aprendido en tu vida diaria.
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Nos gustaría agradecer a Abby Hinojos-Carrera por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: abbyhinojos.com


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