Sueños Con PropósitoMuestra

Quisiera cerrar con la historia de José, hijo de Jacob, a quien Dios le regaló sueños proféticos. En ellos veía que algún día ocuparía una posición de autoridad y que su familia se inclinaría ante él.
Sus hermanos, llenos de envidia, lo vendieron como esclavo a Egipto. Allí, a pesar de ser acusado injustamente y encarcelado, Dios le otorgó el don de interpretar sueños, lo que lo llevó a servir en la corte del faraón. Con el tiempo, gracias a su fidelidad y sabiduría, José llegó a ser gobernador de todo Egipto y ayudó a salvar al pueblo de la hambruna.

La vida de José nos enseña que los sueños que Dios nos da no son promesas de un camino fácil, sino garantías de un destino seguro. Entre la visión y su cumplimiento pueden aparecer traiciones, injusticias y largos periodos de espera. Sin embargo, cada paso, incluso el más doloroso, es parte del proceso que nos prepara.

Los sueños de José se cumplieron porque él mantuvo su fe, integridad y dependencia de Dios, incluso en circunstancias que parecían contradecir la promesa. Su historia nos recuerda que, si Dios lo prometió, nada ni nadie podrá impedirlo; el tiempo de espera es el taller donde Dios forma nuestro carácter para sostener el sueño cuando finalmente llegue.

Aplicación del día:

Reflexiona: ¿En qué momentos has sentido que la espera es difícil? ¿Cuales son esos sueños que sientes que Dios sembró en tu corazón y que te gustaría ver florecer en tu vida?

Oración guiada:

Señor amado, en medio de las pruebas y la espera, te pido que fortalezcas mi fe cuando siento dudas o cansancio. Ayúdame a mantener mi integridad, aun cuando el camino sea difícil y las circunstancias no sean claras. Que nunca olvide que Tú caminas a mi lado, guiándome con tu amor infinito. Renueva mi esperanza y confianza en tus promesas, para que mi vida sea un reflejo fiel de tu fidelidad y gracia. Amén.