Profundiza

Los sentimientos de desesperanza intentan convencernos de que estamos solos. Intentan convencernos de que no hay luz. Que no hay ayuda disponible. Entonces, ¿qué hacemos cuando nos enfrentamos a estos momentos para poder creer como David?

LEER Y REFLEXIONAR

Considera las palabras del profeta Jeremías:

Lamentaciones 3:19-24 (NVI)

"Recuerda que estoy afligido y ando errante, que estoy saturado de hiel y amargura.
20 Recuerdo esto bien y por eso me deprimo. 21 Pero algo más me viene a la memoria, lo cual me llena de esperanza: 22 Por el gran amor del Señor no hemos sido consumidos
y su compasión jamás se agota. 23 Cada mañana se renuevan sus bondades; ¡muy grande es su fidelidad!
24 Me digo a mí mismo:
«El Señor es mi herencia. ¡En él esperaré!»".

• ¿Cómo describe el escritor cómo se siente?
• ¿Qué principio puedes extraer de los versículos 21, 22 y 23?
• ¿Cómo puede animarte esto hoy?

¿Te sientes identificado con este Salmo?

El Salmo 42:5-6 NVI dice:

¿Por qué estás tan abatida, alma mía? ¿Por qué estás tan angustiada? En Dios pondré mi esperanza y lo seguiré alabando. ¡Él es mi salvación y mi Dios! 6 Dios mío, me siento muy abatido; por eso pienso en ti desde la tierra del Jordán,
desde las alturas del Hermón, desde el monte Mizar".

• ¿Cuál es la respuesta de este escritor al sentirse triste y desanimado?

¿Qué dice Dios a tu corazón cuando reflexionas sobre estos ejemplos y verdades?