Aprendiendo a VivirMuestra

Jesucristo, la Piedra Angular
Jesús no vino a complicarnos la vida, vino a revelarla. Con palabras sencillas, pero profundas, transformó corazones. En su Sermón del Monte, en las Bienaventuranzas, y en cada encuentro con personas comunes, Jesús sembró enseñanzas que han atravesado siglos y aún hoy nos interpelan. Él no impuso dogmas, ni exigió rituales complejos. Habló del alma, de las actitudes internas, de una forma nueva de mirar y habitar la vida.
Jesús habló de una vida abundante, no como el mundo la define, sino como una experiencia profunda del ser. En Juan 10:10 lo expresó con claridad: “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.” No se refería a tener más cosas, más títulos o más seguidores. Hablaba de amor auténtico, de fe que sostiene, de paz que no depende del exterior, de propósito que trasciende. Esta vida abundante no se compra ni se aparenta, se construye desde adentro.
El mundo actual nos enseña a sobrevivir en medio del ruido, pero no a florecer en el silencio. Sabemos correr, pero no detenernos. Sabemos llenar agendas, pero no vaciar el alma. Nos cuesta estar presentes, escuchar, discernir lo importante.
Por eso la historia de Marta y María (Lucas 10:38–42) es tan actual. Marta, activa y servicial, estaba tan ocupada que se perdió de lo más valioso: la presencia de Jesús. María eligió detenerse, sentarse a sus pies y escuchar. Jesús no condenó a Marta, pero le mostró una verdad: “Marta, estás preocupada y turbada con muchas cosas, pero solo una cosa es necesaria.”
Esa “única cosa” sigue siendo esencial hoy: detenernos, mirar hacia dentro, conectarnos con lo eterno. Jesús mismo nos invita amorosamente: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28). “Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas”(v. 29).
Y si elegimos edificar sobre Él, encontraremos un fundamento sólido. Como dice Efesios 2:20: “Siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo.”
Cuando nuestra mente persevera en Él, encontramos algo que el mundo no puede darnos: “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado” (Isaías 26:3).
Jesucristo no solo nos enseñó a vivir… nos invitó a ser auténticos, plenos, firmes, y llenos de una paz verdadera.
Acerca de este Plan

¿Realmente sabemos vivir, o solo estamos sobreviviendo? En un mundo que premia el hacer, pero olvida el ser, nuestras agendas se llenan mientras el alma se vacía. Aprendiendo a Vivir es una invitación a detenernos, escuchar el corazón y reconectarnos con lo esencial. No son fórmulas ni exigencias, sino un viaje hacia la paz interior, la sabiduría divina y una vida con propósito. Inspirado en verdades eternas y ejemplos cotidianos, este espacio te reta a edificar sobre la Roca y descubrir la abundancia que Jesús prometió. Porque vivir bien… también se aprende. ¿Te atreves a comenzar hoy?
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Nos gustaría agradecer a TopCristianos por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: myjourney.es.jesus.net
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