Integridad: ¿De Qué Sirve?Muestra

Todo acontece de la misma manera a todos: un mismo suceso ocurre al justo y al impío. ¿Cuánto fuego puede soportar nuestra integridad? ¿Sobre qué fundamento está cimentada? ¿Qué pensamos cuando vemos que uno actúa bien y otro mal y a ambos le acontece de igual manera? El desenfoque ocurre cuando nos enredamos en las cuestiones humanas, temporales y cotidianas.

Nadie tiene la capacidad de juzgar al otro como íntegro, ya que nadie conoce perfectamente a nadie. Entonces, la integridad de la que hablamos es la que corresponde a Dios declararla sobre alguien. Esto, obviamente, no depende de nosotros sino que es un fruto que brotará por el fuego del Espíritu Santo en nosotros.

No obstante, nos puede hacer tambalear lo que afirma Eclesiastés 8:14: “Hay vanidad que se hace sobre la tierra: que hay justos a quienes sucede como si hicieran obras de impíos, y hay impíos a quienes acontece como si hicieran obras de justos” (RVR1960). ¿De que me sirve, entonces, la integridad, si total me va a acontecer como al que obra mal?

En conclusión, la integridad tiene que ver, en realidad, con lo que Dios afirma de nosotros como hijos y con las decisiones que tomamos bajo esa hermosa condición.