DÍA 2: Diagnóstico de Expectativas Ciegas

Pasaje: Lucas 24:17-21
Versículo clave: Salmo 139:23-24 - Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos.

Los discípulos hicieron algo que me resulta familiar: le explicaron a Jesús lo que le había pasado a Jesús. "Tú debes de ser la única persona en Jerusalén que no oyó acerca de las cosas que han sucedido allí en los últimos días", le dijeron al mismísimo protagonista de los eventos.

Esta ironía revela algo profundo sobre cómo las expectativas pueden cegarnos. Cuando estamos atrapados en nuestras expectativas frustradas, tendemos a pensar que Dios necesita que le expliquemos la situación, como si Él no estuviera completamente consciente de lo que está pasando.

Los discípulos proyectaron sus expectativas políticas y sociales sobre lo que el Mesías debería hacer: Nosotros teníamos la esperanza de que fuera el Mesías que había venido para rescatar a Israel. Sus expectativas generaron una versión de Dios que no correspondía con la realidad de quién era Jesús.

Aquí está la conexión que puede cambiar tu vida: nuestras inclinaciones pecaminosas están directamente conectadas a nuestras expectativas. Estas expectativas generan esperanzas que son producto de una versión irrealista de Dios. Una versión irrealista de Dios siempre nos conducirá a vivir insatisfechos.

Pero hay esperanza: a Jesús no le intimidan tus expectativas irreales. Él insiste en que se las cuentes tal como las tienes en tu mente y corazón.

Oración: Padre, como David, te pido: examina mi corazón y conoce mis pensamientos. Revela las expectativas irreales que tengo sobre Ti, sobre otros y sobre mi vida. Muéstrame dónde mis expectativas me ciegan a tu obra.

Reflexión: ¿Qué expectativas no cumplidas están alimentando tu frustración con Dios?