No Solo Oidores, Sino HacedoresMuestra

Recibir la Palabra con humildad
"Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas" (Santiago 1:21 RVR1960).
La Palabra transforma solo el corazón que se rinde.
Santiago inicia con un llamado a desechar lo que contamina el alma. No se puede recibir lo eterno mientras se abraza lo impuro. La “inmundicia” y la “malicia” no son solo actos externos, sino disposiciones internas que endurecen el corazón ante la voz de Dios.
Luego nos invita a recibir “con mansedumbre” la Palabra implantada. No basta con oírla; hay que acogerla con apertura, como tierra fértil que permite que la semilla crezca. La humildad es el terreno donde la verdad echa raíces.
Esta Palabra, dice Santiago, puede salvar vuestras almas. No se refiere solo a la salvación futura, sino al poder presente de la Palabra para restaurar, sanar y guiar nuestras vidas.
Escuchar la Palabra con humildad implica permitirle corregir, redirigir y formar. Nos expone, sí, pero también nos sana.
¿Con qué actitud te acercas a la Biblia? ¿Para defender tu punto de vista o para ser transformado?
¿Estoy dispuesto a dejar que la Palabra confronte y transforme mi vida con mansedumbre y entrega?
Escrituras
Acerca de este Plan

Santiago (1:21-27) nos desafía a vivir una fe práctica, no meramente teórica. Escuchar la Palabra no basta: debemos permitir que nos transforme y guíe nuestras acciones. En este pasaje, el autor traza una línea clara entre la religiosidad superficial y la verdadera piedad. Este devocional nos invita a mirar con honestidad nuestro reflejo en el “espejo” de la Palabra y a responder con integridad, compasión y obediencia activa.
More
Nos gustaría agradecer a Arnoldo Arana por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: leadershiftglobal.com