Luz Para Tu Interior: Viviendo Con Ojos ClarosMuestra

La lámpara encendida no se esconde

"Nadie enciende una lámpara y la pone en un lugar escondido ni debajo de un recipiente. Al contrario, la pone en alto para que los que entren vean la luz (Lucas 11:33 NVI).

La luz de Cristo en ti no fue hecha para esconderse, sino para guiar.

Jesús inicia con una imagen sencilla y poderosa: una lámpara encendida. Su propósito es dar luz. No se enciende para ocultarse, sino para que otros vean claramente. Así también, nuestra vida ha sido alumbrada por la luz del Evangelio. No podemos vivir una fe oculta o camuflada. Ser portadores de luz implica visibilidad, influencia y responsabilidad.

Dios no te ha llamado a vivir en las sombras, sino a ser un testimonio vivo en tu entorno. La fe visible no es ostentación, sino coherencia. Es vivir de forma que otros puedan encontrar dirección y esperanza al ver tu vida. En un mundo lleno de oscuridad, necesitamos creyentes que no escondan su lámpara por miedo, culpa o conformismo.

Esta palabra también habla de intencionalidad: uno “pone” la lámpara en alto. No se trata de brillar por accidente, sino de decidir vivir de forma que la luz se vea. Esto implica carácter, valor y amor por los que aún caminan en tinieblas.

¿Estás escondiendo la luz que Dios ha puesto en ti o la estás posicionando para que otros encuentren dirección?