Viviendo Bajo La Sombra Del Altísimo: 7 Días De Comunión Con DiosMuestra

Día 1 Separados de Dios nada podemos hacer

Eric Liddell, nacido en China en 1902, poseía una profunda convicción en Cristo. Era un destacado atleta, su categoría era la carrera de 100 metros. La historia de Liddell fue conocida por muchas personas debido a que él era el favorito para ganar en su categoría en el año de 1924 en los juegos olímpicos de París.

Él había entrenado duramente. Sin embargo, su competencia se llevaría a cabo en domingo, el día que se reunía con su iglesia local. Después de meditarlo durante un tiempo, este hombre decidió no asistir a la competencia para no ausentarse de su iglesia. Esto causó una gran controversia, a pesar de ello Liddell se mantuvo firme, ante todo.

Su gran oportunidad parecía haberse perdido, pero él no se rindió, se preparó durante más meses para otra carrera. Esta vez correría 400 metros, una distancia mucho mayor a la que estaba acostumbrado. Al llegar la fecha de la nueva competencia, Liddell ganó la medalla de oro y rompió el récord mundial de ese momento.

La victoria de Liddell fue posible debido a su fuerte preparación día tras día, su entrenamiento fue físico y mental. Liddell no podría haber aspirado a conseguir la victoria, si no entrenaba con disciplina. De una manera muy parecida la vida del creyente es así, debemos ejercitarnos espiritualmente para enfrentar la carrera que tenemos por delante.

Nuestra motivación a diferencia de Liddell no es conseguir la medalla, sino terminar la carrera de la fe. Nuestra carrera no es de velocidad sino de resistencia. La forma en la que podemos seguir adelante recae en nuestra relación con Dios, es la única forma de morar bajo la sombra del altísimo. Porque separados de Dios nada podemos hacer. Esto lo podemos ver en Juan 15:5

Yo soy la vid, ustedes los sarmientos; el que permanece en Mí y Yo en él, ese da mucho fruto, porque separados de mí nada pueden hacer.

Por ello, Dios nos ha dejado las disciplinas espirituales (orar, leer la Biblia, memorizar la Palabra, practicar el ayuno, etc.) como medios de gracia que nos ayudan a relacionarnos con nuestro Rey y crecer en dependencia hacia Él.

Durante esta semana estaremos viviendo bajo la sombra del Altísimo, ejerciendo diariamente una disciplina espiritual diferente.

Hagamos una oración.

Señor, venimos ante ti reconociendo que somos pecadores. Necesitamos de ti, sin ti somos como ramas arrancadas del árbol que nos nutre. No tenemos esperanza, reconocemos que separados de ti nada podemos hacer. Pero tú nos has injertado en el tronco principal, nosotros que no habíamos alcanzado misericordia, la hemos alcanzado. Nosotros que no éramos pueblo tuyo, nos has adoptado como hijos tuyos por medio de Cristo, te damos gracias. Ayúdanos a ver nuestra necesidad de ti y refugiarnos bajo tus alas. Queremos vivir bajo tu sombra, confiando en que tú eres nuestro refugio y que nadie puede arrebatarnos de tu mano, te pedimos esto en el nombre de Jesús, Amén.