Las parábolas de JesúsMuestra

EL FARISEO Y EL PUBLICANO
Nuevamente Jesús nos desafía a preguntarnos de dónde proviene nuestra confianza en nuestra rectitud: ¿de Cristo o de nuestro dominio propio?

Es importante notar que nuestras acciones son importantes, y la vida piadosa, no solo el pensamiento piadoso, es algo hacia lo cual el discípulo está trabajando constantemente, el proceso llamado santificación. Pero estas acciones no nos salvan; ellas deben hacerse como resultado de la salvación. Nuestra confianza para salvación nunca debe estar puesta en nuestras acciones, sino en Cristo y solo en Cristo. Las nuevas acciones se dan como una respuesta al amor inmerecido y perdón de Jesús, no para ganar o mantener Su amor.

Hoy, cuando viene a Cristo, ¿viene orgullosamente seguro de qué bien ha guardado la ley, o humildemente de cómo no puede ser justo sin Cristo? ¿Está su alma inflada de buenas acciones, o humilde ante el amor de Cristo que supera todas sus fallas para amarlo y reconciliarse con Él?