La Ansiedad: El Mal De Todos Los TiemposMuestra

Hace aproximadamente tres mil años, Salomón escribió en los Proverbios: "La ansiedad en el corazón del hombre lo deprime" (Proverbios 12:25). Por lo tanto, cuidemos el corazón para no cargarlo de cuestiones que no son beneficiosas para el diario vivir. El mismo Salomón, en Eclesiastés, dijo: "Hay un tiempo SEÑALADO para todo, y hay un tiempo para cada suceso bajo el cielo" (Eclesiastés 3:1). El Señor, nuestro Pastor, nos cuida, descansemos en Él.

No obstante, muchas veces la ansiedad se levanta como un enemigo y debemos tener en cuenta tres palabras a la hora de combatirla: paz, paciencia, fe. Paz, para no sufrir, porque el corazón se duele y la ansiedad puede llevarnos a elegir o decidir apresuradamente; paciencia, porque ella produce carácter probado y el carácter probado, esperanza… y la esperanza no desilusiona; fe, porque Jesús dijo: No se preocupen por su vida, qué comerán o beberán; ni por su cuerpo, cómo se vestirán. ¿No tiene la vida más valor que la comida, y el cuerpo más que la ropa? (Mateo 6:25). Dios sabe nuestra necesidad, Él cuidará de nosotros.

Por eso, la solución a la cuestión de la ansiedad consta solo de tres palabras: paz, paciencia y fe.