Soñé Que Me Perseguía AlguienMuestra

Día 3: Dios también nos habla a través de nuestros sueños

Los creyentes se preguntan a menudo: ¿Por qué no puedo entender mis sueños? Algunos se preocupan, pensando que les falta espiritualidad o discernimiento. Pero, en realidad, no entender un sueño de inmediato no sólo es normal, sino también profundamente bíblico. A veces, Dios utiliza los sueños para invitarnos a una relación más íntima con Él, a buscar su rostro y a hacerle preguntas. El malentendido se convierte entonces en una herramienta de enseñanza divina.

Tomemos el ejemplo del profeta Jeremías. Cuando fue llamado, Dios comenzó a mostrarle visiones. La primera fue una rama de almendro (Jeremías 1:11), luego una olla hirviendo (Jeremías 1:13). Cada vez, Dios le pregunta: ¿Qué ves? Y después de que Jeremías responde, Dios le explica lo que significa. Esto demuestra que incluso un profeta no siempre obtiene la interpretación de inmediato. Ve y luego tiene que escuchar para entender. Esta dinámica se aplica a todos nosotros hoy en día.

Recibir un sueño sin comprender inmediatamente su significado no es un fracaso espiritual. Es una invitación a entablar un diálogo con Dios. Por eso te animo a que escribas tus sueños, los releas, medites sobre ellos y pidas al Espíritu Santo que te ilumine. Este proceso te llevará a una profundidad de relación con Dios que no podrás experimentar de ninguna otra manera.

También tienes que comprender que Dios no habla de forma mecánica o automática. Él busca establecer una comunión viva con nosotros. Por eso, un sueño puede ser el comienzo de una conversación. Si sueñas que te persiguen, que sientes miedo o que te falta algo, no es sólo un mensaje que hay que descifrar, es una llamada a refugiarse en el amor de Dios.

La clave es precisamente eso: el amor de Dios. Porque la Biblia nos dice que el amor perfecto echa fuera el temor (1 Juan 4:18). Y a menudo, lo que Dios quiere mostrarnos a través de un sueño es un área en la que hemos permitido que el miedo ocupe el lugar del amor. Cuando permanecemos en el amor de Dios, no por lo que hacemos, sino por lo que somos como hijos de Dios, el miedo pierde su poder.

Si has tenido un sueño extraño, confuso o aterrador, no lo rechaces. Acércate a Dios, pregúntale qué quiere enseñarte y deja que el Espíritu Santo te guíe a toda la verdad. Porque Él es el verdadero intérprete de los sueños, y desea hablarte.

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Jérémy Pothin