Misericordia que transformaMuestra

La misericordia eterna de Dios

"Alabad a Jehová, porque es bueno; porque para siempre es su misericordia" (Salmo 118:1b RVR1960).

Su misericordia dura para siempre. La misericordia de Dios no tiene fecha de vencimiento.

El Salmo 118 comienza con una afirmación poderosa: Alabad a Jehová, porque es bueno; porque para siempre es su misericordia. Porque Él es bueno es una razón de suficiente peso para darle gracias; la bondad es su esencia y naturaleza y, por lo tanto, siempre debe ser alabado tanto si recibimos algo de él como si no.

Esta frase no sólo es un himno de gratitud, sino también una verdad fundamental sobre el carácter de Dios. Su misericordia no depende de nuestras obras ni de nuestra fidelidad, sino de quién Él es: un Dios cuyo amor trasciende nuestros errores y pecados.

Cuando leemos esta palabra, recordamos que la misericordia de Dios es constante, sin caducidad. No importa cuántas veces hayamos fallado o cuán oscuro haya sido nuestro pasado, Su gracia siempre llega primero.

En momentos de desesperanza, esta verdad puede ser el ancla de nuestra alma. David, autor de muchos salmos, conocía bien esto. Fue un hombre imperfecto, pero uno que aprendió a depender de la misericordia divina.

Hoy, al comenzar este devocional, queremos enfocarnos en esa misericordia que nunca se agota. Es un amor que perdona, restaura, levanta y transforma. Al reconocer esto, no podemos hacer otra cosa más que alabarle y confiar plenamente en Él.

¿Cómo ha demostrado Dios Su misericordia en tu vida últimamente?