Principios Espirituales Para Vivir en FamiliaMuestra

Toda familia anhela tener un hogar lleno de paz, amor y unidad. Pero la verdadera clave para que esto suceda no está solamente en buenos valores o en esfuerzos humanos, sino en algo mucho más profundo: la presencia de Dios habitando en medio del hogar.
En la sociedad actual, es fácil caer en la rutina de vivir como una familia “cristiana simpatizante”, pero sin la realidad de Dios presente en cada aspecto del hogar. Se puede asistir a la iglesia los domingos, pero vivir de lunes a sábado como si Dios no estuviera en casa.
Por eso, hoy cerramos este devocional con el principio más importante: hacer del hogar un santuario donde Dios sea el centro. No basta con tener una Biblia sobre la mesa; Dios quiere habitar entre nosotros, ser parte de nuestras decisiones, nuestras conversaciones, nuestras costumbres y nuestra atmósfera (Col. 1:27)
La Biblia enseña que Josué, al final de su liderazgo sobre Israel, reunió al pueblo y les dio una elección: Escogeos hoy a quién sirváis… (Josué 24:15). Y luego, declara con valentía: Pero yo y mi casa serviremos alSeñor. Y si observas con atención, te darás cuenta que, esa frase es más que una declaración bonita. Es una decisión firme y espiritual. Josué entendió que la bendición y el futuro de su familia no dependían de la tierra prometida, ni de las circunstancias, sino de quién gobernaba su hogar. En nuestros días, esta decisión sigue siendo relevante. ¿Quién es el centro de nuestra familia? ¿El trabajo? ¿El entretenimiento? ¿La comodidad? ¿O realmente Dios?
Hacer del hogar un lugar donde se sirve a Dios no es algo automático. Es una decisión diaria. Es decirle al mundo: “En esta casa se ora, se lee la Palabra, se honra a Dios con nuestras palabras y acciones.” Aunque otros vivan diferente, tú puedes declarar: “Mi casa será para Dios”.
El Salmo 127:1 dice: "Si el Señor no edifica la casa, en vano trabajan los albañiles" (NBV) Este versículo es una advertencia amorosa. Podemos trabajar duro por nuestra familia —buscar estabilidad económica, buena educación, seguridad— pero si Dios no es el constructor principal, todo eso puede volverse vano. Cuando dejamos que Dios sea el arquitecto, el fundamento y el supervisor de nuestra familia, entonces cada área empieza a alinearse. No quiere decir que no habrá dificultades, pero sí significa que todo tendrá sentido, dirección y propósito eterno.
Dios desea habitar en tu hogar, pero Su presencia debemos cultivarla con prácticas intencionales como la oración y lectura de la Palabra de forma familiar, también es importante desarrollar una cultura de gratitud familiar entendiendo que es Dios quien pone el pan en la mesa a través del fruto de nuestro trabajo.
Recuerda, así como la casa de Obed-edom fue bendecida porque alojó el arca de Dios (2 Samuel 6:11), tu casa puede ser bendecida si se convierte en lugar de Su presencia. Por tanto, haz de tu hogar una casa de oración. De tu mesa un altar. Y de tu vida familiar un reflejo del Reino de los cielos.
Querido amigo/a, espero que estas reflexiones hayan sido de bendición para tu vida como lo ha sido para la mía. El deseo de mi corazón y oración por ti, es que el Señor te siga bendiciendo en la revelación de su grandeza.
¡Hasta una próxima oportunidad!
Con amor en Cristo,
Pr. Juan Carlos Calle y equipo Conectar Global
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Acerca de este Plan

Este devocional de cuatro días ofrece principios bíblicos para fortalecer la vida familiar, abordando el amor como fundamento, la unidad y el perdón como vínculos esenciales, la comunicación piadosa como instrumento de edificación, y la presencia de Dios como el centro del hogar. A través de reflexiones basadas en la Palabra de Dios, se invita a las familias a cultivar relaciones sanas, espirituales y duraderas que reflejen el Reino de Dios en la vida diaria.
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Nos gustaría agradecer a Conociendo a Dios por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: myjourney.es.jesus.net