Integridad Del Corazón: Venciendo La Hipocresía Con La VerdadMuestra

Amor sin fingimiento
El amor genuino nace de un corazón limpio y transparente.
Pablo escribe con firmeza: “El amor sea sin hipocresía; aborreced lo malo, seguid lo bueno” (Romanos 12:9). La hipocresía disfraza el egoísmo de virtud, pero el amor genuino se reconoce por su autenticidad.
Crecer en Cristo exige dejar toda forma de falsedad. Al respecto Pedro exhorta: “...Desechando toda malicia y todo engaño e hipocresías, envidias y toda difamación, desead, como niños recién nacidos, la leche pura de la palabra” (1 Pedro 2:1-2 LBLA).
Jesús mismo dijo que “de la abundancia del corazón habla la boca” (Mateo 12:34 NVI). Las palabras y acciones son reflejo del estado interior. No basta con decir lo correcto; hay que ser verdaderos desde lo profundo.
El amor auténtico es activo, humilde, hospitalario, empático. No actúa por apariencia, sino por compasión. Es generoso en honra, paciente en tribulación, constante en oración. Es una expresión de la verdad, no de la manipulación.
El amor auténtico no se viste de amabilidad para esconder orgullo, ni de generosidad para buscar aprobación. Amar sin fingimiento es aprender a ver al otro con los ojos de Cristo: sin máscaras, sin manipulación, sin ego. Cuando dejamos de actuar y empezamos a amar de verdad.
Oración: Jesús, enséñame a amar sin fingimiento. Arranca de mí la necesidad de aparentar, y llena mi vida de tu verdad y transparencia.
Acerca de este Plan

La Palabra de Dios nos exhorta a vivir con integridad de corazón. Nos invita a rechazar la doblez, a amar sin fingimiento y a cultivar una vida coherente en lo secreto y lo público, reflejando así el carácter auténtico de Cristo.
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Nos gustaría agradecer a Arnoldo Arana por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://leadershiftglobal.com/