El Boleto De MamáMuestra

Mi salvador al otro lado del río
Cuando Jocabed puso a su hijo en aquella canasta en el río, me imagino que pensó en las posibilidades de que algo pudiera salir mal: la canasta podría perderse en otros rumbos siendo arrastrada por las corrientes, dar con las personas incorrectas, o quedarse atascada y hundirse. Pudo haber flotado por horas o días, hasta morir de hambre o sed, o bien ser atacado por un depredador. Pero nada de eso sucedió, porque Dios tenía trazado ya un plan y un nombre para el niño que flotaba sobre esas aguas.
Cuento esto desde mi perspectiva como hija. Durante esos años de mi niñez, no lograba comprender lo que estaba pasando, pero cuando llegué a mi adolescencia, comencé a sentirme sola. Ningún abrazo podría reemplazar el abrazo de mi mamá, y a veces lo necesitaba demasiado. Los cambios en la adolescencia son difíciles, y más aún sin la presencia, la ternura y el calor femenino de una madre. Y, por supuesto, una que otra regañada poderosa y necesaria.
En esos años me sentí como un pequeño Moisés flotando en un río, pero ya en una edad consciente, sin rumbo cierto, siendo alejada cada vez más de mi mamá por las corrientes de la vida. ¿Quién me rescataría? ¿Hacia dónde me dirijía? ¿Me rescatarían o vagaría por ese río años hasta morir y ser encontrada por un depredador? Las posibilidades eran muchas en mi cabeza, pero solo había una en la mente de Dios, y era que tanto mi destino como el destino de mi hermana estaban a salvo. Mi salvador estaba al otro lado del río. Mi salvador era Jesús.
Hoy en día, aún pienso en todo lo que pudo haber salido mal, pero también cómo en cada circunstancia pude ver la mano de Dios obrando en cada área de mi vida. Vi a Dios obrando como Padre y también llenando la ausencia de mi madre. Sin Jesús a mi lado, esta historia estaría llena de sufrimiento y malas decisiones, porque solo los hijos que tuvimos que crecer solos sabemos lo difícil que es. Pero con Dios, esas historias tienen un desenlace distinto.
La ausencia de mamá me ayudó a ver la vida desde otra perspectiva. Me ayudó a comprenderla más a ella como madre y a experimentar más a Dios como mi Padre. Crecí viendo la realidad con mayor madurez en comparación a otros jóvenes de mi edad, porque mis circunstancias me lo demandaban, pero doy gracias a Dios por ello, porque mi historia me llevó a desarrollar carácter, un carácter que aún sigue en proceso, pero que me ha ayudado a mostrar resiliencia cuando las olas alcanzan niveles altos.
¿Cuándo fueron esos momentos en que experimentaste a Dios como tu salvador? ¿De qué formas has sentido que él ha suplido tus necesidades como hijo?
Si no lo has experimentado, oro porque el Señor se revele ante ti como un Padre y puedas experimentar su profundo amor por ti.
Escrituras
Acerca de este Plan

Una despedida inesperada transformó mi vida, pero abrió la puerta a una mayor comprensión de quién era Dios. Este devocional recoge el viaje desde la perspectiva de una hija que aprendió a confiar, a esperar y a honrar a una madre que aun lejos, nunca dejó de amar. Una historia de separación pero también de reencuentro y esperanza que refleja la analogía del anhelado reencuentro eterno de los hijos de Dios con nuestro Creador. Dedicado a los hijos que crecieron lejos de mamá.
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Nos gustaría agradecer a Stephany Flores por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: www.instagram.com/_stephanyflores_