Preparados Para Su VenidaMuestra

Ser anfitriones de su presencia

Cada vez que Cristo pasa por un lugar, ese lugar no vuelve a ser el mismo. En su ministerio Jesús produjo odio o amor, la gente lo aborreció o lo hizo parte de su vida y lo comenzó a seguir, pero nadie quedó igual. Algo pasa en el ambiente y él causa un impacto. ¿Somos los mismos que éramos antes de conocer a Jesús? No, porque se nos fue revelado lo que él hizo por nosotros y ahora que sabemos se volvió una responsabilidad.

Cuando Cristo llega a un lugar es digno de ser adorado. No porque lo necesite, sino porque la respuesta de un corazón que ama a Dios es la adoración. Si decimos amarlo con nuestra boca y corazón lo más lógico es que lo adoremos, desde el momento que nos levantamos, en nuestro día a día y hasta que nos acostamos para dormir. Volverlo parte de todo lo que somos y de lo que hacemos.

¿Cuándo Jesús vuelva qué va a encontrar? Gente que le diga espérame que tengo algo que hacer o gente que le abra las puertas de par en par. Por eso, como hijos de Dios, ser una casa de oración no es una alternativa, es una respuesta a la identidad que Dios nos ha dado. Es nuestra realidad, es nuestra respuesta ante la dignidad y santidad de Jesús esa es nuestra esencia, abrirle la puerta de nuestro corazón, que confronte todo lo que está dentro nuestro para que lo saque y quede solamente lo que le agrade a Él, lo que es puro. Hagamos un lugar en nuestra casa y en nuestra mesa para que Él tome su lugar, seamos buenos anfitriones de su presencia.

Esperamos que este plan haya sido de bendición para tu vida. Te invitamos a seguirnos en nuestras redes como @centrodealabanza. ¡Dios te bendiga!