La Familia: Un Tesoro Sin Etiqueta De PrecioMuestra

DIA 1: EL PRECIO DEL COMPROMISO

Partimos del principio de que NO HAY FAMILIA PERFECTA. Todas tienen algún grado de disfuncionalidad porque están formadas por seres humanos imperfectos como tú y yo.

También es cierto que TODAS LAS FAMILIAS SON DIFERENTES. Numerosas o pequeñas, con uno o ambos padres, adoptivas, reconstituidas, multiculturales, entre otras. De ahí que hacer funcionar bien a la familia es un desafío enorme.

Si tú deseas salud física; el precio a pagar es disciplina, ejercicio y comida sana; si quieres salud económica; el precio es ahorro, presupuesto y control de gastos. Pero si tú lo que deseas es una familia saludable, el precio a pagar exige, entre otras cosas, un alto compromiso.

Al inicio de nuestra familia (en los votos matrimoniales) prometimos permanecer en toda circunstancia: en las buenas y malas, en la salud y enfermedad, en la riqueza o pobreza, pero las altas tasas de divorcio evidencian que no siempre es así. El “Sí” se ha convertido en un tal vez, depende y hasta un NO rotundo. El compromiso asusta a muchos.

Pero si tú deseas una familia con vínculos fuertes, el primer precio a pagar es este: COMPROMISO al más alto nivel, y debe darse en dos vías fundamentales.

1. COMPROMISO CON DIOS: que debe ser el fundamento primario de cualquier familia. Eso significa que nuestros valores no los dicta la cultura sino su palabra; y que lo amamos y lo ponemos en el centro de nuestra vida y familia. Deuteronomio 11:18-19 dice: "Por lo tanto, comprométete de todo corazón a cumplir estas palabras que te doy. Átalas a tus manos y llévalas sobre la frente para recordarlas. Enséñalas a tus hijos. Habla de ellas en tus conversaciones cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes" (NTV).
2. COMPROMISO CON MI FAMILIA: Eso significa que no abandonamos el barco cuando nos visita la crisis, la enfermedad, el fracaso o la pobreza. Nuestro compromiso con la familia trasciende el tiempo y las circunstancias. Les damos la seguridad de que serán defendidos, de que permaneceremos en la adversidad y les honraremos con nuestras decisiones. 1 Timoteo 5:8 nos recuerda nuestro deber: "Quien no cuida de sus parientes, y especialmente de su familia, no se porta como un cristiano; es más, tal persona es peor que quien nunca ha creído en Dios" (TLA).

El compromiso no son sólo palabras, se demuestra con hechos concretos y va más allá de mis metas personales, quiero que todos en mi familia tengan éxito. Fil 2:4 dice: "Nadie busque el bien solo para sí mismo, sino para todos" (TLA).

¿Cuál es tu nivel de compromiso con Dios y con los tuyos?