Todo ValeMuestra

¿Alguna vez has hecho algo que debería haber molestado a alguien, algo por lo que tenían todo el derecho de llamarte la atención? Pero para tu sorpresa, en lugar de señalar lo que hiciste mal, te respondieron con amor y gracia. Ese tipo de respuesta es totalmente inesperada, pero es como Dios nos responde siempre. Dios nos ama con una gracia ilimitada, y nos llama a amar a los demás de la misma manera. Cuando comprendemos de verdad lo incondicionalmente amados que somos, cambia nuestra forma de tratar a los demás. En lugar de juzgar, guardar rencor o perder la paciencia, podemos mostrar amor y gracia porque nosotros mismos hemos experimentado ese mismo amor y gracia.

Piensa en alguna ocasión en la que alguien te haya demostrado paciencia o amabilidad de una manera inesperada. ¿Cómo te impactó? ¿De qué forma puedes extender ese mismo tipo de amor y gracia a otra persona esta semana?