Sublime GraciaMuestra

DÍA 3 - HOSANNA

Veo al Rey de Gloria

Viene con fuego y poder

Todos verán, todos verán

Veo Su amor y gracia

Mi pecado perdonó

Le alabaré, Le alabaré

Hosanna, Hosanna

Hosanna en las alturas

A medida que Dios obra en nuestras vidas, nuestra respuesta natural debe ser una vida de adoración. Las Escrituras nos muestran a Dios como nuestro consuelo, refugio y torre fuerte. Él es nuestro lugar de total seguridad y protección—siempre presente y nunca distante. Así como un padre cuida amorosamente a su hijo pequeño, Dios es nuestro guardián, nuestro refugio en tiempos de aflicción. Él es el lugar firme al que siempre podemos acudir, encontrando protección y paz en Su presencia constante.

En Mateo 21:9, la multitud grita: «¡Hosanna al Hijo de David!» Gritan pidiendo salvación, la liberación de Dios. En este momento, están reconociendo a Jesús como el Salvador—El que vendrá a sanar y restaurar. Así como ellos clamaron por liberación, nosotros también podemos clamar a Dios en tiempos de necesidad, sabiendo que Él es fiel para rescatarnos.

Sáname y límpiame

Con mis ojos Tus obras quiero ver

Quiero amarte como Tú me amas

Muéstrame Tu corazón

Todo lo que soy por Tu reino, Dios

Contigo quiero estar por la eternidad

Reconocer que el Dios Todopoderoso está de nuestro lado y cuida de nosotros nos lleva naturalmente a adorarlo y alabarlo. Cuando entendemos que toda la gloria en los cielos y en la tierra le pertenece a Él, nuestros corazones se sienten movidos a honrarlo y exaltarlo. El Salmo 148 ilustra esta bella verdad, mostrando cómo toda la creación, desde los cielos más altos hasta los mares más profundos, se inclinan en reverencia ante Dios, reconociendo Su santidad y gloria majestuosa.

Este llamado a la adoración es el propósito de la vida de cada cristiano. Estamos llamados a ofrecer continuamente a Dios la gloria que Él merece, no solo en momentos de grandeza, sino en cada aspecto de nuestras vidas diarias. Cada respiro, cada acción y cada pensamiento pueden ser un acto de adoración, reflejando nuestra gratitud y reverencia por Su infinita grandeza. Al vivir una vida centrada en la adoración, nos alineamos con el propósito divino de exaltar a Dios, reconociéndolo como la fuente de toda bondad y el soberano gobernante de toda la creación.

Aplicación:

Hoy, tómate un momento para declarar las alabanzas de Dios en voz alta. Pon una canción de adoración y canta con intencionalidad, dándole a Dios la gloria que Él merece. Únete a toda la creación en adoración, permitiendo que tu voz lo honre plenamente.