VIDAMuestra

La vida en los momentos desesperados

María y Marta llaman a Jesús. Su hermano lleva días enfermo. Jesús es conocido por sus milagros de curación. Si alguien puede evitar la muerte, es él. Cuando Lázaro muere, Jesús no está allí. Las hermanas se llenan de impotencia y dolor. Ojalá hubiera llegado a tiempo. Envueltas en paños, depositan a su hermano en la cueva funeraria. Hacen rodar una pesada piedra delante de la entrada. El interior se oscurece. Pasan cuatro días hasta que aparece Jesús. El cuerpo de Lázaro ya se está descomponiendo.

Lo que las dos hermanas aún no saben: Jesús también tiene poder sobre la muerte. Primero hace rodar la piedra. Luego llama a Lázaro a la vida.

Las células muertas vuelven a la vida en ese momento. Su corazón comienza a latir. El espíritu llena el cuerpo sin vida. Todos son testigos de cómo una momia sale de la tumba sobre dos piernas. Lázaro está vivo.

¿Qué cosas de tu vida murieron hace mucho tiempo? ¿Dónde tienes la impresión de que Jesús llegó demasiado tarde? Quizá sea una amistad o la relación con tus padres. Tal vez sea un sueño, una carrera fracasada o la falta de un ascenso. Tal vez tu vida espiritual ha muerto porque el pecado y la culpa te han infectado como un virus mortal. Lo has enterrado muy dentro de ti. Envuelto en desesperación y resignación.

Jesús está hoy delante de tu tumba. Él conoce tu realidad. Te llama por tu nombre. Sal de ahí. El sueño enterrado, la relación rota, la fe muerta. Deja que todo lo que ha muerto en ti lo escuche: ¡Levántate y vuelve a la vida! Lo hace por ti para que reconozcas que todo poder le ha sido dado.

¡Pondré aliento en ustedes y volverán a respirar y a vivir y sabrán que yo soy el SEÑOR!