Afilando mi espadaMuestra

Juan 19 nos lleva directamente al corazón del sufrimiento de Jesús, desde su juicio injusto hasta su crucifixión y sepultura. Es un relato lleno de dolor, pero también de amor incondicional. Jesús, el Cordero de Dios, soporta el castigo que no merecía para darnos la vida que no podíamos alcanzar por nosotros mismos.

A través de tres momentos clave, vemos cómo Jesús es escarnecido, condenado y finalmente crucificado, todo en cumplimiento de la misión redentora. Es un capítulo que nos invita a reflexionar profundamente sobre lo que significó este sacrificio por cada uno de nosotros.

Leamos el relato de Juan 19 con respecto a los padecimientos de Jesús.

Hemos llegado al punto máximo del sacrificio perfecto, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo como lo anunciaba Juan el Bautista.

En la parte final se narra que José de Arimatea, que era discípulo de Jesús secretamente por miedo a los judíos, pide a Pilato el cuerpo de Jesús llevarse el cuerpo de Jesús para darle sepultura.

¿Acaso tu has creído en Jesús y reconoces su sacrificio redentor en la cruz, pero no te atreves a reconocer a Jesús como tu único y suficiente Salvador?

Este es el momento en que reconozcas a Jesús en todos tus caminos y puedas disfrutar con sumo gozo y declarar con libertad que Jesús es tu Señor. Recuerda la enseñanza de Jesús: la luz debe estar en lo alto y ser visible.