En Medio De La Ansiedad

Bajo la Sombra del Omnipotente

Quiero estar sobrio

Cuando El Corazón Se Cansa De Esperar: Aprendiendo De Sara

Mujeres de fe

Grandeza en servir

Alaba en Medio De La Prueba

El Poder Del Nombre De Jesús

Confiando en Dios

Nacidos para vencer el pecado

Biblia Reina Valera 1960

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 <div class="chapter ch11" data-usfm="JHN.11">
 <div class="label">11</div><div class="s">Muerte de L&#225;zaro</div><div class="p"> 1Estaba entonces enfermo uno llamado L&#225;zaro, de Betania, la aldea de Mar&#237;a y de Marta su hermana.#Lc. 10.38-39. 2(Mar&#237;a, cuyo hermano L&#225;zaro estaba enfermo, fue la que ungi&#243; al Se&#241;or con perfume, y le enjug&#243; los pies con sus cabellos.#Jn. 12.3.) 3Enviaron, pues, las hermanas para decir a Jes&#250;s: Se&#241;or, he aqu&#237; el que amas est&#225; enfermo. 4Oy&#233;ndolo Jes&#250;s, dijo: Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.</div><div class="p"> 5Y amaba Jes&#250;s a Marta, a su hermana y a L&#225;zaro. 6Cuando oy&#243;, pues, que estaba enfermo, se qued&#243; dos d&#237;as m&#225;s en el lugar donde estaba. 7Luego, despu&#233;s de esto, dijo a los disc&#237;pulos: Vamos a Judea otra vez. 8Le dijeron los disc&#237;pulos: Rab&#237;, ahora procuraban los jud&#237;os apedrearte, &#191;y otra vez vas all&#225;? 9Respondi&#243; Jes&#250;s: &#191;No tiene el d&#237;a doce horas? El que anda de d&#237;a, no tropieza, porque ve la luz de este mundo; 10pero el que anda de noche, tropieza, porque no hay luz en &#233;l. 11Dicho esto, les dijo despu&#233;s: Nuestro amigo L&#225;zaro duerme; mas voy para despertarle. 12Dijeron entonces sus disc&#237;pulos: Se&#241;or, si duerme, sanar&#225;. 13Pero Jes&#250;s dec&#237;a esto de la muerte de L&#225;zaro; y ellos pensaron que hablaba del reposar del sue&#241;o. 14Entonces Jes&#250;s les dijo claramente: L&#225;zaro ha muerto; 15y me alegro por vosotros, de no haber estado all&#237;, para que cre&#225;is; mas vamos a &#233;l. 16Dijo entonces Tom&#225;s, llamado D&#237;dimo, a sus condisc&#237;pulos: Vamos tambi&#233;n nosotros, para que muramos con &#233;l.</div><div class="s">Jes&#250;s, la resurrecci&#243;n y la vida</div><div class="p"> 17Vino, pues, Jes&#250;s, y hall&#243; que hac&#237;a ya cuatro d&#237;as que L&#225;zaro estaba en el sepulcro. 18Betania estaba cerca de Jerusal&#233;n, como a quince estadios; 19y muchos de los jud&#237;os hab&#237;an venido a Marta y a Mar&#237;a, para consolarlas por su hermano. 20Entonces Marta, cuando oy&#243; que Jes&#250;s ven&#237;a, sali&#243; a encontrarle; pero Mar&#237;a se qued&#243; en casa. 21Y Marta dijo a Jes&#250;s: Se&#241;or, si hubieses estado aqu&#237;, mi hermano no habr&#237;a muerto. 22Mas tambi&#233;n s&#233; ahora que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo dar&#225;. 23Jes&#250;s le dijo: Tu hermano resucitar&#225;. 24Marta le dijo: Yo s&#233; que resucitar&#225; en la resurrecci&#243;n, en el d&#237;a postrero. 25Le dijo Jes&#250;s: Yo soy la resurrecci&#243;n y la vida; el que cree en m&#237;, aunque est&#233; muerto, vivir&#225;. 26Y todo aquel que vive y cree en m&#237;, no morir&#225; eternamente. &#191;Crees esto? 27Le dijo: S&#237;, Se&#241;or; yo he cre&#237;do que t&#250; eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo.</div><div class="s">Jes&#250;s llora ante la tumba de L&#225;zaro</div><div class="p"> 28Habiendo dicho esto, fue y llam&#243; a Mar&#237;a su hermana, dici&#233;ndole en secreto: El Maestro est&#225; aqu&#237; y te llama. 29Ella, cuando lo oy&#243;, se levant&#243; de prisa y vino a &#233;l. 30Jes&#250;s todav&#237;a no hab&#237;a entrado en la aldea, sino que estaba en el lugar donde Marta le hab&#237;a encontrado. 31Entonces los jud&#237;os que estaban en casa con ella y la consolaban, cuando vieron que Mar&#237;a se hab&#237;a levantado de prisa y hab&#237;a salido, la siguieron, diciendo: Va al sepulcro a llorar all&#237;. 32Mar&#237;a, cuando lleg&#243; a donde estaba Jes&#250;s, al verle, se postr&#243; a sus pies, dici&#233;ndole: Se&#241;or, si hubieses estado aqu&#237;, no habr&#237;a muerto mi hermano. 33Jes&#250;s entonces, al verla llorando, y a los jud&#237;os que la acompa&#241;aban, tambi&#233;n llorando, se estremeci&#243; en esp&#237;ritu y se conmovi&#243;, 34y dijo: &#191;D&#243;nde le pusisteis? Le dijeron: Se&#241;or, ven y ve. 35Jes&#250;s llor&#243;. 36Dijeron entonces los jud&#237;os: Mirad c&#243;mo le amaba. 37Y algunos de ellos dijeron: &#191;No pod&#237;a este, que abri&#243; los ojos al ciego, haber hecho tambi&#233;n que L&#225;zaro no muriera?</div><div class="s">Resurrecci&#243;n de L&#225;zaro</div><div class="p"> 38Jes&#250;s, profundamente conmovido otra vez, vino al sepulcro. Era una cueva, y ten&#237;a una piedra puesta encima. 39Dijo Jes&#250;s: Quitad la piedra. Marta, la hermana del que hab&#237;a muerto, le dijo: Se&#241;or, hiede ya, porque es de cuatro d&#237;as. 40Jes&#250;s le dijo: &#191;No te he dicho que si crees, ver&#225;s la gloria de Dios? 41Entonces quitaron la piedra de donde hab&#237;a sido puesto el muerto. Y Jes&#250;s, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme o&#237;do. 42Yo sab&#237;a que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que est&#225; alrededor, para que crean que t&#250; me has enviado. 43Y habiendo dicho esto, clam&#243; a gran voz: &#161;L&#225;zaro, ven fuera! 44Y el que hab&#237;a muerto sali&#243;, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jes&#250;s les dijo: Desatadle, y dejadle ir.</div><div class="s">El complot para matar a Jes&#250;s</div><div class="r">(Mt. 26.1-5; Mr. 14.1-2; Lc. 22.1-2)</div><div class="p"> 45Entonces muchos de los jud&#237;os que hab&#237;an venido para acompa&#241;ar a Mar&#237;a, y vieron lo que hizo Jes&#250;s, creyeron en &#233;l. 46Pero algunos de ellos fueron a los fariseos y les dijeron lo que Jes&#250;s hab&#237;a hecho. 47Entonces los principales sacerdotes y los fariseos reunieron el concilio, y dijeron: &#191;Qu&#233; haremos? Porque este hombre hace muchas se&#241;ales. 48Si le dejamos as&#237;, todos creer&#225;n en &#233;l; y vendr&#225;n los romanos, y destruir&#225;n nuestro lugar santo y nuestra naci&#243;n. 49Entonces Caif&#225;s, uno de ellos, sumo sacerdote aquel a&#241;o, les dijo: Vosotros no sab&#233;is nada; 50ni pens&#225;is que nos conviene que un hombre muera por el pueblo, y no que toda la naci&#243;n perezca. 51Esto no lo dijo por s&#237; mismo, sino que como era el sumo sacerdote aquel a&#241;o, profetiz&#243; que Jes&#250;s hab&#237;a de morir por la naci&#243;n; 52y no solamente por la naci&#243;n, sino tambi&#233;n para congregar en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos. 53As&#237; que, desde aquel d&#237;a acordaron matarle.</div><div class="p"> 54Por tanto, Jes&#250;s ya no andaba abiertamente entre los jud&#237;os, sino que se alej&#243; de all&#237; a la regi&#243;n contigua al desierto, a una ciudad llamada Efra&#237;n; y se qued&#243; all&#237; con sus disc&#237;pulos.</div><div class="p"> 55Y estaba cerca la pascua de los jud&#237;os; y muchos subieron de aquella regi&#243;n a Jerusal&#233;n antes de la pascua, para purificarse. 56Y buscaban a Jes&#250;s, y estando ellos en el templo, se preguntaban unos a otros: &#191;Qu&#233; os parece? &#191;No vendr&#225; a la fiesta? 57Y los principales sacerdotes y los fariseos hab&#237;an dado orden de que si alguno supiese d&#243;nde estaba, lo manifestase, para que le prendiesen.</div>
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Texto bíblico Reina-Valera 1960® © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Derechos renovados 1988, Sociedades Bíblicas Unidas.

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