¿Por Qué Me Siento Solo Y Vacío?Muestra

Necesito la guía de Dios.

Recuerdo que, al ir de camino a mi trabajo, siempre oraba diciendo: "Señor Dios, que se haga tu voluntad y no la mía". Empecé a dejar tantas cosas, que no sabía ni cómo, pero estaban sucediendo. Una de esas cosas fue la mentira; poco a poco, Dios me fue trabajando para que lo que saliera de mi boca fuera verdad y, si fallaba con alguna mentira, supiera en mi interior que algo no andaba bien conmigo.

Ser guiados implica recibir dirección, orientación o liderazgo en una determinada situación o camino. Pero para ser guiados por Dios, necesitamos dejarle el volante a Él. No podemos pretender ser guiados por Dios y querer tener la guía y el control de nuestro camino. A veces, por ansiedad o por independencia, tomamos el control de cosas que no podemos manejar en vez de dejar que sea Dios quien se encargue de ello.

Hay una clave para dejarnos guiar por Dios, y aunque suena sencilla, es tan difícil de aplicar. Esa clave es el hecho de rendir tu voluntad: es obedecerle aunque a veces no lo entiendas; es caminar conforme a sus instrucciones aunque no sepas el destino final; es confiar aunque parezca que nada más se pueda hacer. Es que se haga en tu vida lo que Dios quiere y no lo que tú deseas. Es pedirle constantemente que examine tu corazón y que te ayude a identificar lo que Él quiere hacer en ti, contigo y a través de ti. Cada día necesitamos ser guiados por Dios, porque sin la guía de Dios vamos por el camino equivocado, por ese camino que solo nos lleva a la perdición.

Señor, hoy oro por tu guía. Guíame hacia donde quieres llevarme. Me rindo ante ti para lo que quieres hacer conmigo, y que se haga tu voluntad siempre y no la mía.