LA UNIDAD para una vida de intimidad con DiosMuestra

“Mi oración... es... por los que me has dado... que estén unidos como lo estamos nosotros... Te pido que todos sean uno, así como tú y yo somos uno... Les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno... Que gocen de una unidad tan perfecta que el mundo sepa que tú me enviaste...”, Juan 17:9-23 (NTV).

Jesús pide cuatro veces en oración que sus discípulos estén unidos. ¿A qué unidad se refiere? ¿A estar unidos entre sí o, a que estén unidos a Dios? La pregunta no es descabellada si tenemos en cuenta que por cada vez que Jesús pide por la unidad de sus discípulos menciona la unidad que Él tiene con el Padre: “que estén unidos como lo estamos nosotros”, “que todos sean uno, así como tú y yo somos uno”, “que sean uno como nosotros somos uno”. Quizás nuestro problema se resuelva fácilmente si leemos el pasaje en otra versión: “Padre Santo mantenlos unidos a tu persona... para que sean uno como lo somos nosotros. Mientras estaba con ellos, yo los mantenía unidos a tu persona... te ruego... que sean todos uno... con nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste... que sean uno como nosotros somos uno”, Juan 17:9-22 (NBE). Una lectura superficial del pasaje nos haría perder la verdadera lección. Jesús no ora tanto por la unidad entre los discípulos, como sí por la unidad de cada uno de ellos con Dios. ¡Quiere que todos sean uno con Dios, como Él y el Padre son uno!