Matando la kriptonita con John BevereMuestra

El llamado al arrepentimiento necesario dentro y fuera de la iglesia hoy es en realidad un llamado a lo que más necesitamos: amor verdadero. La falta de amor verdadero en la iglesia esta llenando nuestros servicios, ministerios y casas con dos extremos tolerancia y legalismo.

La decepción de la tolerancia es que se puede parecer mucho al amor. Usamos la Biblia para definir el amor como paciente, bondadoso, nunca orgulloso, nunca grosero, no busca lo suyo, entre otros atributos encontrados en 1 Corintios 12. Sin embargo, el amor del mundo también puede tener muchas de estas características 

Lo que separa el amor Cristiano del amor del mundo es que el amor Cristiano obedece los mandamientos de Dios". En esto conocemos que, escribe el apóstol amado, "amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a Dios, y guardamos sus mandamientos" (1 Juan 5:2).

Esto significa, que si soy paciente, no soy grosero, no soy celoso y no soy jactancioso, pero estoy siendo infiel a mi esposa o si apruebo la inmoralidad sexual, no estoy caminando en el amor de Dios. 

El verdadero amor es marcado por ambos verdad y amor. Verdad apartada del amor nos dirige en el camino de la ley, la cual mata (legalismo). Y tristemente, las personas reaccionan al legalismo balanceando el péndulo al lado extremo, evitando la corrección y las advertencias de la Escritura, las cuales son cruciales para la salud y la construcción de la iglesia. 

Seamos sinceros: consideramos que llamar a hombres y mujeres al arrepentimiento es una falta de compasión, ternura, amabilidad y amor. Aun así considera esto: Si yo veo a un hombre ciego dirigiéndose directamente a un acantilado que le causará que se caiga y muera, el amor demanda que lo llame a un ¡cambio de rumbo!

En nuestra sociedad, y con muchos en la iglesia, ese amor tan genuino que llama al arrepentimiento es percibido como intolerante y odioso. Esta fuerte creencia ha surgido porque muchos solo están considerando su vida en la tierra, y no la eternidad. 

Cuando recordamos que esta vida, a la luz de la eternidad, es menos que un parpadeo viviríamos diferente. Debemos ver la vida en el contexto eterno para comprender el verdadero amor .

Este es el amor que la iglesia necesita ahora: amor eterno, amor verdadero, amor que confronte el pecado y llame al arrepentimiento, pero también un amor que es paciente, amable y gentil.

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