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Biblia Reina Valera 1960

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 <div class="book bkDEU">
 <div class="chapter ch8" data-usfm="DEU.8">
 <div class="label">8</div><div class="s">La buena tierra que han de poseer</div><div class="p"> 1Cuidar&#233;is de poner por obra todo mandamiento que yo os ordeno hoy, para que viv&#225;is, y se&#225;is multiplicados, y entr&#233;is y pose&#225;is la tierra que Jehov&#225; prometi&#243; con juramento a vuestros padres. 2Y te acordar&#225;s de todo el camino por donde te ha tra&#237;do Jehov&#225; tu Dios estos cuarenta a&#241;os en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que hab&#237;a en tu coraz&#243;n, si hab&#237;as de guardar o no sus mandamientos. 3Y te afligi&#243;, y te hizo tener hambre, y te sustent&#243; con man&#225;, comida que no conoc&#237;as t&#250;, ni tus padres la hab&#237;an conocido, para hacerte saber que no solo de pan vivir&#225; el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehov&#225; vivir&#225; el hombre.#Mt. 4.4; Lc. 4.4. 4Tu vestido nunca se envejeci&#243; sobre ti, ni el pie se te ha hinchado en estos cuarenta a&#241;os. 5Reconoce asimismo en tu coraz&#243;n, que como castiga el hombre a su hijo, as&#237; Jehov&#225; tu Dios te castiga. 6Guardar&#225;s, pues, los mandamientos de Jehov&#225; tu Dios, andando en sus caminos, y temi&#233;ndole. 7Porque Jehov&#225; tu Dios te introduce en la buena tierra, tierra de arroyos, de aguas, de fuentes y de manantiales, que brotan en vegas y montes; 8tierra de trigo y cebada, de vides, higueras y granados; tierra de olivos, de aceite y de miel; 9tierra en la cual no comer&#225;s el pan con escasez, ni te faltar&#225; nada en ella; tierra cuyas piedras son hierro, y de cuyos montes sacar&#225;s cobre. 10Y comer&#225;s y te saciar&#225;s, y bendecir&#225;s a Jehov&#225; tu Dios por la buena tierra que te habr&#225; dado.</div><div class="s">Amonestaci&#243;n de no olvidar a Dios</div><div class="p"> 11Cu&#237;date de no olvidarte de Jehov&#225; tu Dios, para cumplir sus mandamientos, sus decretos y sus estatutos que yo te ordeno hoy; 12no suceda que comas y te sacies, y edifiques buenas casas en que habites, 13y tus vacas y tus ovejas se aumenten, y la plata y el oro se te multipliquen, y todo lo que tuvieres se aumente; 14y se enorgullezca tu coraz&#243;n, y te olvides de Jehov&#225; tu Dios, que te sac&#243; de tierra de Egipto, de casa de servidumbre; 15que te hizo caminar por un desierto grande y espantoso, lleno de serpientes ardientes, y de escorpiones, y de sed, donde no hab&#237;a agua, y &#233;l te sac&#243; agua de la roca del pedernal; 16que te sustent&#243; con man&#225; en el desierto, comida que tus padres no hab&#237;an conocido, afligi&#233;ndote y prob&#225;ndote, para a la postre hacerte bien;#Os. 13.5-6. 17y digas en tu coraz&#243;n: Mi poder y la fuerza de mi mano me han tra&#237;do esta riqueza. 18Sino acu&#233;rdate de Jehov&#225; tu Dios, porque &#233;l te da el poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su pacto que jur&#243; a tus padres, como en este d&#237;a. 19Mas si llegares a olvidarte de Jehov&#225; tu Dios y anduvieres en pos de dioses ajenos, y les sirvieres y a ellos te inclinares, yo lo afirmo hoy contra vosotros, que de cierto perecer&#233;is. 20Como las naciones que Jehov&#225; destruir&#225; delante de vosotros, as&#237; perecer&#233;is, por cuanto no habr&#233;is atendido a la voz de Jehov&#225; vuestro Dios.</div>
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Texto bíblico Reina-Valera 1960® © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Derechos renovados 1988, Sociedades Bíblicas Unidas.

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 <div class="book bkPSA">
 <div class="chapter ch91" data-usfm="PSA.91">
 <div class="label">91</div><div class="s">Morando bajo la sombra del Omnipotente</div><div class="q"> 1El que habita al abrigo del Alt&#237;simo</div><div class="q">Morar&#225; bajo la sombra del Omnipotente.</div><div class="q"> 2Dir&#233; yo a Jehov&#225;: Esperanza m&#237;a, y castillo m&#237;o;</div><div class="q">Mi Dios, en quien confiar&#233;.</div><div class="q"> 3&#201;l te librar&#225; del lazo del cazador,</div><div class="q">De la peste destructora.</div><div class="q"> 4Con sus plumas te cubrir&#225;,</div><div class="q">Y debajo de sus alas estar&#225;s seguro;</div><div class="q">Escudo y adarga es su verdad.</div><div class="q"> 5No temer&#225;s el terror nocturno,</div><div class="q">Ni saeta que vuele de d&#237;a,</div><div class="q"> 6Ni pestilencia que ande en oscuridad,</div><div class="q">Ni mortandad que en medio del d&#237;a destruya.</div><div class="b"></div><div class="q"> 7Caer&#225;n a tu lado mil,</div><div class="q">Y diez mil a tu diestra;</div><div class="q">Mas a ti no llegar&#225;.</div><div class="q"> 8Ciertamente con tus ojos mirar&#225;s</div><div class="q">Y ver&#225;s la recompensa de los imp&#237;os.</div><div class="b"></div><div class="q"> 9Porque has puesto a Jehov&#225;, que es mi esperanza,</div><div class="q">Al Alt&#237;simo por tu habitaci&#243;n,</div><div class="q"> 10No te sobrevendr&#225; mal,</div><div class="q">Ni plaga tocar&#225; tu morada.</div><div class="b"></div><div class="q"> 11Pues a sus &#225;ngeles mandar&#225; acerca de ti,#Mt. 4.6; Lc. 4.10.</div><div class="q">Que te guarden en todos tus caminos.</div><div class="q"> 12En las manos te llevar&#225;n,</div><div class="q">Para que tu pie no tropiece en piedra.#Mt. 4.6; Lc. 4.11.</div><div class="q"> 13Sobre el le&#243;n y el &#225;spid pisar&#225;s;</div><div class="q">Hollar&#225;s al cachorro del le&#243;n y al drag&#243;n.#Lc. 10.19.</div><div class="q"> 14Por cuanto en m&#237; ha puesto su amor, yo tambi&#233;n lo librar&#233;;</div><div class="q">Le pondr&#233; en alto, por cuanto ha conocido mi nombre.</div><div class="q"> 15Me invocar&#225;, y yo le responder&#233;;</div><div class="q">Con &#233;l estar&#233; yo en la angustia;</div><div class="q">Lo librar&#233; y le glorificar&#233;.</div><div class="q"> 16Lo saciar&#233; de larga vida,</div><div class="q">Y le mostrar&#233; mi salvaci&#243;n.</div>
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 <div class="book bkISA">
 <div class="chapter ch36" data-usfm="ISA.36">
 <div class="label">36</div><div class="s">La invasi&#243;n de Senaquerib</div><div class="r">(2 R. 18.13-37; 2 Cr. 32.1-19)</div><div class="p"> 1Aconteci&#243; en el a&#241;o catorce del rey Ezequ&#237;as, que Senaquerib rey de Asiria subi&#243; contra todas las ciudades fortificadas de Jud&#225;, y las tom&#243;. 2Y el rey de Asiria envi&#243; al Rabsaces con un gran ej&#233;rcito desde Laquis a Jerusal&#233;n contra el rey Ezequ&#237;as; y acamp&#243; junto al acueducto del estanque de arriba, en el camino de la heredad del Lavador. 3Y sali&#243; a &#233;l Eliaquim hijo de Hilc&#237;as, mayordomo, y Sebna, escriba, y Joa hijo de Asaf, canciller, 4a los cuales dijo el Rabsaces: Decid ahora a Ezequ&#237;as: El gran rey, el rey de Asiria, dice as&#237;: &#191;Qu&#233; confianza es esta en que te apoyas? 5Yo digo que el consejo y poder&#237;o para la guerra, de que t&#250; hablas, no son m&#225;s que palabras vac&#237;as. Ahora bien, &#191;en qui&#233;n conf&#237;as para que te rebeles contra m&#237;? 6He aqu&#237; que conf&#237;as en este b&#225;culo de ca&#241;a fr&#225;gil, en Egipto, en el cual si alguien se apoyare, se le entrar&#225; por la mano, y la atravesar&#225;. Tal es Fara&#243;n rey de Egipto para con todos los que en &#233;l conf&#237;an. 7Y si me dec&#237;s: En Jehov&#225; nuestro Dios confiamos; &#191;no es este aquel cuyos lugares altos y cuyos altares hizo quitar Ezequ&#237;as, y dijo a Jud&#225; y a Jerusal&#233;n: Delante de este altar adorar&#233;is? 8Ahora, pues, yo te ruego que des rehenes al rey de Asiria mi se&#241;or, y yo te dar&#233; dos mil caballos, si t&#250; puedes dar jinetes que cabalguen sobre ellos. 9&#191;C&#243;mo, pues, podr&#225;s resistir a un capit&#225;n, al menor de los siervos de mi se&#241;or, aunque est&#233;s confiado en Egipto con sus carros y su gente de a caballo? 10&#191;Acaso vine yo ahora a esta tierra para destruirla sin Jehov&#225;? Jehov&#225; me dijo: Sube a esta tierra y destr&#250;yela.</div><div class="p"> 11Entonces dijeron Eliaquim, Sebna y Joa al Rabsaces: Te rogamos que hables a tus siervos en arameo, porque nosotros lo entendemos; y no hables con nosotros en lengua de Jud&#225;, porque lo oye el pueblo que est&#225; sobre el muro. 12Y dijo el Rabsaces: &#191;Acaso me envi&#243; mi se&#241;or a que dijese estas palabras a ti y a tu se&#241;or, y no a los hombres que est&#225;n sobre el muro, expuestos a comer su esti&#233;rcol y beber su orina con vosotros?</div><div class="p"> 13Entonces el Rabsaces se puso en pie y grit&#243; a gran voz en lengua de Jud&#225;, diciendo: O&#237;d las palabras del gran rey, el rey de Asiria. 14El rey dice as&#237;: No os enga&#241;e Ezequ&#237;as, porque no os podr&#225; librar. 15Ni os haga Ezequ&#237;as confiar en Jehov&#225;, diciendo: Ciertamente Jehov&#225; nos librar&#225;; no ser&#225; entregada esta ciudad en manos del rey de Asiria. 16No escuch&#233;is a Ezequ&#237;as, porque as&#237; dice el rey de Asiria: Haced conmigo paz, y salid a m&#237;; y coma cada uno de su vi&#241;a, y cada uno de su higuera, y beba cada cual las aguas de su pozo, 17hasta que yo venga y os lleve a una tierra como la vuestra, tierra de grano y de vino, tierra de pan y de vi&#241;as. 18Mirad que no os enga&#241;e Ezequ&#237;as diciendo: Jehov&#225; nos librar&#225;. &#191;Acaso libraron los dioses de las naciones cada uno su tierra de la mano del rey de Asiria? 19&#191;D&#243;nde est&#225; el dios de Hamat y de Arfad? &#191;D&#243;nde est&#225; el dios de Sefarvaim? &#191;Libraron a Samaria de mi mano? 20&#191;Qu&#233; dios hay entre los dioses de estas tierras que haya librado su tierra de mi mano, para que Jehov&#225; libre de mi mano a Jerusal&#233;n?</div><div class="p"> 21Pero ellos callaron, y no le respondieron palabra; porque el rey as&#237; lo hab&#237;a mandado, diciendo: No le respond&#225;is. 22Entonces Eliaquim hijo de Hilc&#237;as, mayordomo, y Sebna escriba, y Joa hijo de Asaf, canciller, vinieron a Ezequ&#237;as, rasgados sus vestidos, y le contaron las palabras del Rabsaces.</div>
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 <div class="book bkREV">
 <div class="chapter ch6" data-usfm="REV.6">
 <div class="label">6</div><div class="s">Los sellos</div><div class="p"> 1Vi cuando el Cordero abri&#243; uno de los sellos, y o&#237; a uno de los cuatro seres vivientes decir como con voz de trueno: Ven y mira. 2Y mir&#233;, y he aqu&#237; un caballo blanco;#Zac. 1.8; 6.3. y el que lo montaba ten&#237;a un arco; y le fue dada una corona, y sali&#243; venciendo, y para vencer.</div><div class="p"> 3Cuando abri&#243; el segundo sello, o&#237; al segundo ser viviente, que dec&#237;a: Ven y mira. 4Y sali&#243; otro caballo, bermejo;#Zac. 1.8; 6.2. y al que lo montaba le fue dado poder de quitar de la tierra la paz, y que se matasen unos a otros; y se le dio una gran espada.</div><div class="p"> 5Cuando abri&#243; el tercer sello, o&#237; al tercer ser viviente, que dec&#237;a: Ven y mira. Y mir&#233;, y he aqu&#237; un caballo negro;#Zac. 6.2,6. y el que lo montaba ten&#237;a una balanza en la mano. 6Y o&#237; una voz de en medio de los cuatro seres vivientes, que dec&#237;a: Dos libras de trigo por un denario, y seis libras de cebada por un denario; pero no da&#241;es el aceite ni el vino.</div><div class="p"> 7Cuando abri&#243; el cuarto sello, o&#237; la voz del cuarto ser viviente, que dec&#237;a: Ven y mira. 8Mir&#233;, y he aqu&#237; un caballo amarillo, y el que lo montaba ten&#237;a por nombre Muerte, y el Hades le segu&#237;a; y le fue dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con mortandad, y con las fieras de la tierra.#Jer. 15.3; Ez. 5.12,17; 14.21.</div><div class="p"> 9Cuando abri&#243; el quinto sello, vi bajo el altar las almas de los que hab&#237;an sido muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que ten&#237;an. 10Y clamaban a gran voz, diciendo: &#191;Hasta cu&#225;ndo, Se&#241;or, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra? 11Y se les dieron vestiduras blancas, y se les dijo que descansasen todav&#237;a un poco de tiempo, hasta que se completara el n&#250;mero de sus consiervos y sus hermanos, que tambi&#233;n hab&#237;an de ser muertos como ellos.</div><div class="p"> 12Mir&#233; cuando abri&#243; el sexto sello, y he aqu&#237; hubo un gran terremoto;#Ap. 11.13; 16.18. y el sol se puso negro como tela de cilicio, y la luna se volvi&#243; toda como sangre; 13y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra,#Is. 13.10; Ez. 32.7; Jl. 2.31; Mt. 24.29; Mr. 13.24-25; Lc. 21.25. como la higuera deja caer sus higos cuando es sacudida por un fuerte viento. 14Y el cielo se desvaneci&#243; como un pergamino que se enrolla;#Is. 34.4. y todo monte y toda isla se removi&#243; de su lugar.#Ap. 16.20. 15Y los reyes de la tierra, y los grandes, los ricos, los capitanes, los poderosos, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las pe&#241;as de los montes;#Is. 2.10. 16y dec&#237;an a los montes y a las pe&#241;as: Caed sobre nosotros, y escondednos#Os. 10.8; Lc. 23.30. del rostro de aquel que est&#225; sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero; 17porque el gran d&#237;a de su ira ha llegado; &#191;y qui&#233;n podr&#225; sostenerse en pie?#Jl. 2.11; Mal. 3.2.</div>
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Devocional Del Día | JunioMuestra

Al abrigo del Altísimo

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