¡Gracias Dios!Muestra

Da gracias porque tu valor ha sido restaurado

Una de las razones por las que hoy podemos dar gracias a Dios es por nuestro valor restablecido a través de Cristo. Y no simplemente restablecido, sino restaurado: hay una diferencia. Si nuestro valor es restablecido, eso implica que hubo un tiempo en que no teníamos valor y que Cristo vino para que pudiéramos volver a ser valiosos. No es así. Nuestro valor no fue restablecido, sino restaurado. Por lo tanto, nunca hubo un tiempo en que no fuéramos valiosos para Dios. Él siempre nos ha atesorado. Cristo vino porque somos valiosos. Vino y reafirmó la realidad eterna de nuestro valor.

La forma en que te ves y piensas en ti mismo se revoluciona totalmente cuando captas este concepto. Cuando aceptas tu verdadero valor, ya no vives con un sentimiento de inferioridad. Ya no permites que las normas temporales midan tu valor. Como comprendes la verdad redentora del valor restaurado, ya no necesitas permitir que la sociedad secular determine tu valor.

Las posesiones materiales no establecen tu valor. Las opiniones de los demás no dictan tu importancia. Los logros no añaden nada a tu verdadera importancia. Los títulos o la posición social no lo definen. Dios mismo establece tu valor eterno.

Esta verdad bíblica no solo cambia cómo nos vemos a nosotros mismos, sino que también puede influir en cómo afrontamos cada día y cada circunstancia. Si sabemos que somos valorados, podemos valorar a los demás. Nuestra confianza en que somos valorados nos permite vivir con dignidad y propósito. Podemos dar gracias hoy y todos los días por la obra redentora de Cristo, que nos liberó del pecado y restauró nuestro valor.

Pensamiento del día: Puede ser fácil menospreciarme y olvidar lo que valgo para Dios. Hoy daré gracias por el inestimable sacrificio que Cristo hizo por mí y reconoceré que mi Padre Celestial me valora eternamente.