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MV365: Esdras a SalmosMuestra

MV365: Esdras a Salmos

DÍA 22 DE 44

Salmos 9 – 17

Recuerdo que la primera vez que leí los Salmos me quedé sorprendida con los Salmos imprecatorios. No entendía cómo David podía ser un hombre conforme al corazón de Dios (Hechos 13:22) y a la vez orar a Dios por venganza para sus enemigos, y decir que él es justo siendo él un adúltero, mentiroso y homicida (2 Samuel 11).

No hay justo y nuestra justicia en Cristo

En estos ocho salmos de la lectura de hoy, vemos un tema similar: La diferencia entre justos e impíos. Pero hay uno en especial que me llama mucho la atención, el Salmo 14. Este Salmo nos pone en una posición inesperada: Dios mira desde el cielo a los hombres y entre ellos no encuentra a ningún justo, «todos se desviaron, a una se han corrompido; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno» (Salmos 14:3).

¿Cómo David que sabía esto (y conociendo su propio corazón) podía a la vez decir que era justo? David no era ciego a su condición de pecado como parecería a simple vista, sino que Él confiaba ciegamente en la misericordia de Dios y que su justicia (que defendía mucho) provenía de ese Dios misericordioso.

Si leemos un poco más atrás en el en el Salmo 17:2 encontramos el fundamento de la fe de David: «Que de Tu presencia venga mi vindicación; que Tus ojos vean lo que es justo» y en el 17:15: «En cuanto a mí, en justicia contemplaré Tu rostro; al despertar, me saciaré cuando contemple Tu semblante».

David sabía (por revelación del Espíritu) que vendría uno que sería El Justo y nos imputaría esa justicia que ya él reclamaba como suya. Sabía que al Dios mirar desde el cielo y buscar justos sobre la tierra, él no nos vería como somos, sino que vería la justicia de Cristo puesta en nosotros, y que solo así podríamos ser llamados justos.

¿Y cuál es la respuesta de David ante esto? Alabanza, confianza, humildad, esperanza. ¡Que esa sea la respuesta de nuestro corazón mientras contemplamos la gracia y misericordia de Dios en nuestras vidas!

«Yo en Tu misericordia he confiado; mi corazón se regocijará en Tu salvación. ¡Cantaré al Señor, porque me ha llenado de bienes!» (Salmos 13:5-6).

Pidiendo por los enemigos

Pero y entonces ¿qué pasa con los Salmos imprecatorios? ¿cómo Dios puede permitir que alguien le desee mal a otro cuando nos dice que debemos amar a nuestros enemigos?

«En primer lugar, hay clarificar que las personas que están siendo maldecidas no son enemigas debido a asuntos triviales; son personas que odian a los fieles, precisamente por su fe; se burlan de Dios y utilizan medios despiadados y engañosos para suprimir a los piadosos (cf. 5:4-6, 9-10; 10:15; 42:3; 94:2-7).

En segundo lugar, vale la pena recordar que estas maldiciones están en forma poética y pueden emplear expresiones extravagantes y vigorosas. (El cumplimiento exacto se lo dejamos a Dios).

En tercer lugar, estas maldiciones son expresiones de indignación moral, no de venganza personal. Para alguien que conoce a Dios, es insoportablemente injusto que los que persiguen a los fieles y alejan a la gente de Dios puedan salirse con la suya, e incluso que parezcan prosperar».

Así que ten estos puntos en mente la próxima vez que te toque leer uno de los Salmos imprecatorios y van a cobrar otro sentido para ti.

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Acerca de este Plan

MV365: Esdras a Salmos

¡Qué emoción iniciar este recorrido por la Biblia! Este plan es el quinto de los once planes para leer la Biblia junto con un devocional de Mujer Verdadera 365. Puedes leer o escuchar cada devocional. No leemos la Palabra solo para adquirir conocimiento, sino para conocer más íntimamente a Jesús y para que ese conocimiento se vea reflejado en nuestra vida, e impregne nuestros afectos, prioridades, relaciones y decisiones.

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Nos gustaría agradecer a Aviva Nuestros Corazones por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.avivanuestroscorazones.com/podcast/mujer-verdadera-365/season/esdras-salmos/