El Poder De La Gracia En TiMuestra

«Cómo vivir sobre el control del pecado»  

Para vivir sobre el control del pecado y bajo el poder de la gracia, es necesario cumplir tres condiciones importantes, expresadas en Romanos 6.

«No sabéis»  ¿Qué debemos de saber? El bautismo al que se refiere el apóstol Pablo, es en seco. En el momento que nos convertimos hay un bautismo al Cuerpo de Cristo. Ese bautismo es la obra del Espíritu Santo, que hace posible que usted se conecte a la vida del cuerpo de Cristo. 

El día que me convertí estaba sentado en el auditorio de la iglesia. Mientras escuchaba al predicador, le dije a mi esposa: «Yo necesito de Dios». Cuando el pastor hizo el llamado para salvación, una batalla de dudas se inició dentro de mí: «¿Me levanto o no me levanto?» Finalmente, en un impulso acelerado me levanté. Llegué atado, confundido, esclavo del pecado. Pero ahora soy libre, aunque al principio no sabía cómo vivir como una persona libre.  

Este cambio de identidad se conocía como «baptizo». Por lo tanto, si estamos muertos al pecado por medio de nuestra identificación con la muerte de Cristo, entonces no tenemos influencia externa al sonido, a los placeres, a los negocios, al dinero, y a las amistades que son peligrosas 

Mientras más obras de justicia, lleva a cabo, más cede a la justicia. Cuanto más cede a la santidad, el cuerpo de pecado pierde fuerza en usted. Su mentalidad no está concentrada en el pecado sino en agradar, servir y disfrutar la salvación en Dios.  

La segunda condición es: «Consideren esto». «Considerar», una de sus interpretaciones es la financiera ya que se utiliza para estimar, calcular una cifra o considerar una propiedad. Pablo intenta decir: «Calculen esto. Actúen como que eso ya pasó, no como si fuera a pasar». Calcúlese muerto al pecado, no que va a morir al pecado. Calcúlese que ya usted es libre. Ahora es usted quien tiene el control. Gloríese en la cruz, porque allí quedó su adicción, su perversión sexual, su mentira, su hipocresía, su celo, su envidia. 

Por último, la condición es: «Presentar». Ahora su responsabilidad es presentar su cuerpo como instrumento de justicia.  Si va a un lugar, y lo que está viendo alimenta sus pasiones ha presentado sus ojos a la iniquidad. Ahora que es libre usted no tiene que ceder a eso. Antes no podía hacer nada porque estaba preso de sus pasiones y concupiscencias, de sus deseos desordenados. 

El Señor le dice: «¿No sabéis? ¿No han considerado? ¿No han presentado sus miembros para la justicia?». No olvide que ya es libre, y debe vivir como tal. No se juzgue por su historia, póngase de acuerdo con Dios y júzguese por su destino.