Los Salmos Y Mis EmocionesMuestra

RESPONDAMOS CON FE Y ALABANZA A DIOS EN MEDIO DE CÓMO NOS SENTIMOS.

Hasta ahora, hemos aprendido que podemos acercarnos a Dios con nuestras emociones. Las llevamos a Él y recordamos quién es Él y lo que ha hecho por nosotras para, finalmente, responder para darle gloria. Recuerdo que un día una anciana o hermana mayor me pidió que examinara mi corazón debido a mis constantes quejas hacia los «no» de Dios. Ella dijo: «Has considerado traer a tu mente las verdades de Dios quitándote del centro y reconociendo que dentro de ti vive el Espíritu Santo que levantó a Jesús de los muertos, y dices que no puedes someter tus emociones, ¿cómo es posible con Dios morando en ti?» Honestamente, en ese momento, la taché de insensible. Pensaba que Dios no entendía lo difícil que puede ser la vida. Sin embargo, ella dijo: «No actúes como la serpiente que hizo que Adán y Eva dudaran de la bondad de Dios acerca de su voluntad en su vida».

Después de días de meditar en sus palabras e ir a la Escritura, reconocí que no soy nadie para quejarme de la voluntad de Dios, del Dios de la Biblia, no del que yo me estaba fabricando. Pude recordar lo maravilloso que es Dios, pude recordar que, cuando me pide obediencia, lo hace porque Él vive dentro de mí para ayudarme. ¡Qué Dios tan maravilloso! El salmista afirma esto cuando nos llama a confiar de todo nuestro corazón en Dios, con certeza, regocijo y agradecimiento. ¡Qué diferencia!

David nos presenta un Salmo de súplica y acción de gracias en el que clama para que Dios lo escuche porque lo están persiguiendo, se recuerda quién es Dios y lo que Él ha hecho para encontrar en estas verdades, abismalmente más grandes que nuestra perspectiva de las cosas, el fundamento para responder coherentemente con fe. Al meditar día a día en Dios, su Espíritu nos llena de agradecimiento, de cánticos de alegría y de certeza en Sus promesas: «El Señor es la fuerza de Su pueblo» (v8a).

Hermana, podemos responder con gozo en medio de la adversidad cuando ponemos nuestra mente en Dios y su obra. Podemos responder con la certeza de que recibiremos lo que pedimos porque hemos estado adentradas en la Palabra de Dios, por lo tanto, pedimos conforme a Su voluntad. Podemos confiar en Él porque estamos vivas, tenemos alimento y lo tenemos a Él, es decir, Dios ha sido y es fiel. Estas verdades a la luz de nuestra desesperanza, enojo y ansiedad deben quebrantarse. Es un ejercicio diario porque, a medida que llenamos nuestro depósito mental, el corazón junto con nuestros deseos, emociones y motivaciones van respondiendo como el ser integral que somos, hasta nuestros rostros y huesos nos lo agradecen (Pr 3:8; 14:30; 17:22; 15:13).

• Aprende: ¿Qué te enseña este Salmo acerca de tus respuestas a Dios?
• Vive: Lee el salmo 46. ¿Qué significa el «por tanto» en el versículo 2 con respecto al versículo 1? ¿Es esta una respuesta del salmista a la verdad de Dios? Encuentra más respuestas en el Salmo. Luego, resume con tus palabras en qué meditas tanto que reaccionas según estos pensamientos. ¿Cómo te ayuda este Salmo? Termina orando.
• Lidera: ¿Cómo puedes ayudar a una hermana o amiga a responder de acuerdo a la voluntad de Dios?

Oración

Amado Dios, gracias por darnos Tu Palabra que nos santifica y nos transforma a la imagen de tu Hijo. Gracias porque tenemos lenguaje para orar y para comunicarnos contigo. Ayúdanos a no olvidar tu Palabra y traerla a mente para responder según ella. Queremos alabarte y honrarte con todo nuestro ser, Señor. Ayúdanos. Amén.