Un Corazón DispuestoMuestra

Un corazón sano

Ya vimos y aprendimos que si queremos que la Palabra de Dios entre en nuestros corazones y cambie nuestras vidas, debemos tener un corazón dispuesto a recibirla. También aprendimos que la mayoría de las personas no tienen un corazón dispuesto sino un corazón en el cual la Palabra no tiene oportunidad de crecer, florecer y dar fruto. Pero nosotros, como cristianos, estamos llamados, por sobre todo, a cuidar nuestro corazón. ¿Qué significa cuidar bien nuestro corazón, en términos espirituales?

Antes, aprendamos lo que significa el corazón. En la Biblia el corazón es una especie de "centro de control" en el cual se toman todas nuestras decisiones. Es decir, se trata del lugar donde tienes tu voluntad, tu actitud e intenciones y es la fuente de tus pensamientos, acciones y palabras. Hay tres cosas que nos enseña La Biblia y que debemos tener claro respecto a nuestro corazón: 1) De él mana la vida (Proverbios 4:23, NVI), 2) Nada hay tan engañoso como el corazón (Jeremías 17:9, NVI) y 3) Dichosos los de corazón limpio, porque ellos verán a Dios (Mateo 5:8, NVI).

Sabemos que todo lo que entra por nuestra boca es alimento para nuestro cuerpo. Si alimentamos nuestro cuerpo con comida chatarra, tarde o temprano, éste te pasará la cuenta y comenzarás a sufrir el daño que produce la mala alimentación: Obesidad, hipertensión, diabetes, colesterol alto, etc. Al final, puedes llegar a morir a causa de tu mala alimentación. En cambio si tienes una alimentación adecuada y balanceada, tu cuerpo funciona como una máquina bien afinada. Tu cuerpo depende en gran manera de lo que entra por tu boca.

Por otro lado, todo lo que entra por los ojos y por los oídos es alimento para nuestro corazón. Si vemos y oímos puras calamidades, violencia, actos indecorosos, cosas viles y vulgares, nuestro corazón se va a alimentar de todo eso. Poco a poco nuestra actitud, nuestros pensamientos, nuestras palabras, nuestras acciones comenzarán a ser violentas, viles y vulgares. Peor aún, vamos a comenzar a ver a los otros con ese corazón y vamos a tomar decisiones en base a lo que percibimos con este corazón ennegrecido. Lamentablemente, no nos vamos a dar cuenta del cambio y vamos a jurar que tenemos un corazón sano y limpio.

"Tu ojo es como una lámpara que da luz a tu cuerpo. Cuando tu ojo está sano, todo tu cuerpo está lleno de luz; pero cuando tu ojo está enfermo, todo tu cuerpo está lleno de oscuridad. Y si la luz que crees tener en realidad es oscuridad, ¡qué densa es esa oscuridad!" Matero 6:22-23 (NTV)

Vuelvo a la pregunta, ¿cómo cuidarlo? Apaga la fuente de la mala alimentación, cierra tus ojos y tus oídos a las pantallas de donde proviene este alimento putrefacto. Es un primer y gran paso. Segundo, abre los ojos y los oídos a la Palabra. Lee la Biblia, es una inmensa e infinita fuente de la mejor comida que tu corazón puede recibir. Literalmente es alimento del cielo. Ora, conéctate con tu Padre Celestial. Habla con Él. Conoce a Dios. Congrégate y cambia tu círculo de amistades. Si sé, es muy difícil pero ten en cuenta que las personas con las cuales nos rodeamos también nos pueden estar alimentando con comida chatarra.

Por último, así como el cuerpo necesita moverse y ejercitarse, el corazón también necesita ejercitarse. ¿Sabes cuál es el mejor ejercicio para el corazón? La perseverancia. Sé perseverante en la lectura, en la oración y en congregarte y vas a tener un corazón fuerte, vigoroso, limpio y fuente de buenos frutos.

Recuerda, por sobre todo cuida tu corazón. Un corazón limpio puede conectarse con Dios, puede conocerlo a Él.

Recuerda mantener la llama de tu corazón encendida día y noche, noche y día. Que Diosito te proteja y te bendiga.