Descubriendo el poder

Si tenías alguna duda sobre haber sido investido con el poder de ser hijo, Juan 1:12 es una de las numerosas evidencias, claras e indiscutibles, que se encuentran en la Escritura para nosotros los creyentes. Entender esto, es lo primero que debemos hacer para desenvolver y poner en acción esta potestad que nos hace invencibles.

¿Cómo lo activamos? ¡Con tan solo recibirlo a Él y creer en Su nombre! El problema es que el infierno anda tramando un plan para mantenernos ajenos y distantes de esta verdad al diario, y somos los primeros en creer sus mentiras que nos esclavizan en un tejido de engaños, convirtiéndonos en marionetas de la confusión, ambivalencia, insuficiencia, desesperanza y temor.

Jamás podremos caminar tomados de la mano de la victoria, si no soltamos la mentira de la derrota. Es por eso que te invito en este momento a que puedas comenzar a abrir tus ojos. Toma el paso más importante, entender que, si has recibido a Jesús y crees en Su nombre, ya estás equipado con el poder de ser hijo.

En los próximos días, te llevaré a conocer algunos ejemplos de un hijo que usó este poder para vencer a la oposición, así como lo harás tú al finalizar este plan. Pero, por lo pronto, te invito a que puedas hacer esta oración conmigo para sellar la verdad de que eres Su hijo:

Padre, te doy gracias por la libertad que puedo encontrar en Ti. Confieso que a veces me es difícil caminar en lo que has dicho, por las mentiras que el infierno planta en mi camino. Pero, aún así, decido creer en el testimonio de que no eres “hombre para mentir, ni hijo de hombre para arrepentirte”. Oro para que hoy me ayudes a romper con todo tejido de mentira y todo susurro que dice que no soy Tuyo. Abre mis ojos para verme como Tú me ves; no distante, ni ajeno, ni desconocido, sino un hijo amado, íntimo de Tu corazón. Despierta en mí una fe inextinguible para creer en este poder que me lleva a vencer toda batalla. Gracias porque escuchas mi oración y ofreces respuesta a mi clamor. Declaro descubierta mi identidad en Ti, y descanso en Tus brazos paternos y seguros. Te amo, Papá. Tu hijo dice: “¡Amén!”.

Te felicito por haber tomado el primer paso para descubrir el gran poder que posees. Confío que hoy podrás vencer cada batalla y callar toda mentira desde la verdad de que eres Su hijo. ¡Mantén tu cabeza en alto, y recibe un abrazo de mi parte!