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Pablo Y El EvangelioMuestra

Pablo Y El Evangelio

DÍA 3 DE 4




Continuemos...

Porque yo sé que muchos están pensando: “Pero eso ya lo sé”. Pero, aún sigo enfermo, aún ando en la situación muy situación dificil, aún tengo líos y problemas. Bueno, creo que entonces no hemos entendido bien el Evangelio. El Evangelio es más que entender que Jesucristo vino a la tierra a librarnos, también es comprender cómo nos relacionamos con Dios día tras día, basados en la gracia, lo que Jesús hizo por nosotros, en vez de nuestro comportamiento, lo que hacemos nosotros.

Y creo que una mentira grande del enemigo, es hacernos creer que después de ser salvos, debemos ganarnos las cosas de Dios. Nos quiere llevar a poner nuestra fe en nosotros mismos, en lo que hacemos, en vez de ponerla en Jesús, y es un arma muy común. Y muchos han sido instrumento del enemigo para predicar este tipo de cosas. Se lo explico: Nadie que haya conocido a Dios realmente, puede creer que Dios no es bueno, o no es misericordioso, o no se interesa por nosotros. Pero Satanás nos engaña para que pensemos en que debemos hacer algo más, para ganar la provisión de Dios o la sanidad de Dios, o el poder de Dios.

Y en vez de relacionarnos con Dios y recibir en base a Su gracia, Su bondad y Su misericordia, tratamos de ganar el don de Dios a través del esfuerzo humano. Puedes ver como esa mentira es contraria al Evangelio. Por eso nos encontramos muchas veces preguntándonos: ¿Por qué no soy sano?¿Por qué no me va bien? Voy a la iglesia, pago mi diezmo, hago lo mejor que puedo, ayudo en las misiones. ¡No entiendo! ¿Qué es lo que Dios pide? ¿Qué más quiere Dios de mí? Y creemos que Dios actúa en nosotros proporcionalmente a nuestro comportamiento. Eso no es verdad. Por eso es que Pablo escribe sus cartas, porque la mentalidad judía está basada en el concepto de cumplir la ley, hacer todas esas cosas. Y solo si eras suficientemente santo Dios te aceptaría.

Entonces viene Pablo y dice: “¡No me avergüenzo del Evangelio!” Esa palabra es un cliché hoy en día, y hace referencía hoy a que no nos dé pena decir que somos cristianos y nos lleva a tener actitudes como peyorativas, antipáticas y religiosas. Pero, en la época de Pablo, decir eso era diferente. Pablo, le está hablando a personas que literalmente estaban tratando de echar fuera demonios a través de ira, del temor y la vergüenza. De hacer que la gente pagara sus pecados con tórtolos, bueyes, ovejas, o de prácticas religiosas, pero no del Evangelio.

Así que, lo que Pablo está diciendo es que no se avergüenza de hablarle a la gente de la bondad, de la gracia y de la misericordia de Dios. De que Dios nos ama a pesar de quienes somos y de lo que hemos hecho. Que la única forma de apartarnos de la idea de que dependemos de nosotros mismos, solo pasa cuando dependemos completamente de Él. El poder está contenido en el Evangelio. Nuestra sanidad, nuestra santidad, nuestra victoria ¡Todo! No en nuestras fuerzas.

Ahora, volvamos a lo que quiero hablar. Les decía que una mentira común es que el enemigo nos quiere hacer creer que el evangelio fue solo para llegar a conocer a Jesús y que de ahí en adelante todo corre por nuestra cuenta.Pero, me encuentro con esto en Romanos Capítulo 5, versos 8 y 9: "Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros. Y ahora que hemos sido justificados por su sangre, ¡con cuánta más razón, por medio de él, seremos salvados del castigo de Dios!".

Esto muestra que cuando Pablo está hablando del Evangelio como poder de Dios, no se refería a una experiencia inicial de nuevo nacimiento sino a algo más. No solo eres salvo por gracia, sino que mantienes tu relación con Dios por gracia. Te mantienes en Él por gracia, eres liberado por gracia, eres sano por gracia, eres prosperado por gracia. Ninguno de los beneficios de la salvación viene a ti con base en tu comportamiento.

Versículo 10: "Porque, si cuando éramos enemigos de Dios, fuimos reconciliados con él mediante la muerte de su Hijo, ¡con cuánta más razón, habriendo sido reconciliados, seremos salvados por su vida" Miren, la mayoría cree que Dios los amó y los salvó cuando eran pecadores, pero que ahora, que ya son salvos, es cada día más duro y exigente. Y, ¡que no me perdona más! Que se cansa de ti y que se aburre contigo.

Colosenses Capítulo 2, versículo 6: "Por eso, de la manera que recibieron a Cristo Jesús como Señor, vivan ahora en él". De la misma forma como volviste a nacer es como debes seguir caminando en Él. Pensamos que despues de conocer a Cristo ya no funciona el perdon de los pecados por la sangre de Jesús. Sino que ahora te toca en tus propias fuerzas, que Dios les da la espalda o los va a dejar morir en alguna enfermedad, por no haber hecho esto o aquello.

Déjame hacerte estas preguntas: ¿Cuánto leías y estudiabas la Biblia antes de nacer de nuevo? ¿Cuánto habias ayunado y orado, antes de que fueras salvo? ¿Qué tan fiel eras con Dios? Y creo que la respuesta es que no lo éramos. No ayunábamos, a no ser por dieta, éramos unos pecadores detestables. Pero, aun así, creímos el Evangelio. La salvación, la experiencia inicial del nuevo nacimiento, en la mayor parte del cristianismo evangélico, ha sido predicada por la gracia. Pero en referencia a nuestra relación diaria con Dios, la mayoría de personas trata de mantenerla de acuerdo a su comportamiento. Y Pablo llamó a esto una perversión del evangelio. No es lo que Pablo predicaba, y de acuerdo a colosenses, deberíamos mantener nuestra relación diaria con Dios de la misma forma en que lo recibimos.

Y esa inconsistencia, la gracia para recibir la salvación, y las obras para mantenernos diariamente en Cristo, es la misma razón por la qué hay tantas envidias, celos, contiendas, la razón para no recibir sanidad o poder, porque nos lleva a compararnos con otros. Decimos: ¡Qué injusto! ¡Yo que sí voy a la iglesia! ¡Yo que sí pago el diezmo, y que sí hago buenas obras! Parecemos el hermano del hijo pródigo:<< “Yo, que siempre he estado sirviéndote”>>. Es más, si Satanás realmente quisiera hacerte daño, impediría que seas salvo. Tú no eras ni justo, ni santo en absoluto. Pero, ahora que eres salvo, tu espiritu renacido, siempre es justo y santo ante los ojos de Dios, hasta en tu peor estado, eres mejor ahora que antes. Sin embargo, estás totalmente convencido de que si no haces todo perfectamente, Dios no va a contestar tu oración.

Día 2Día 4

Acerca de este Plan

Pablo Y El Evangelio

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