Venciendo los falsos inicios para vivir dando los frutos de La EsperanzaMuestra

Imagínate tener dos superpoderes dados por Dios y no usarlos por desconocimiento. ¿De qué te sirve tener algo si no sabes que lo tienes? Aquí te los menciono.

El primero es la piedad, está relacionada con la devoción y tiene que ver con "mirar al Dios Único y buscar la vida apropiada para ese Dios". Este poder nos enseña a percibir una revelación del corazón del Padre hacia nuestro corazón. Aunque la contemplación te llevará a la acción, su propósito inicial es desencadenar el maravillamiento por un Dios que te ama, provocando un intenso deseo por saber más y conectarnos con Él.

El segundo superpoder, es la capacidad de vivir plenamente en nuestro espíritu, alma y cuerpo. Cuando desde lo profundo de nuestro ser estamos haciendo las cosas alineadas a nuestro diseño eterno y lo disfrutamos, entonces estamos dando gloria al que nos creó. Dios nos llamó por medio de su gloria, virtud y excelencia. Con esto descubres que al contemplar con un corazón devoto por estar cerca de Él, podremos dar los frutos de esa virtud y excelencia. Ireneo de Lyon lo dijo mejor: "La gloria de Dios es el hombre vivo; la vida del hombre es contemplar a Dios". Quien aprende a mirar como Dios le mira, aprenderá a mirar con nuevas dimensiones de amor y compasión lo que nos rodea.

¿Qué harás con estos dos superpoderes? ¿Los dejarás en el baúl del conocimiento teórico?, tener un piano no te hace pianista. Date un tiempo a solas para callarte y al meditar sobre la grandeza de Dios, déjate asombrar por su belleza y amor, eso te dará hambre y sed para conocer mas de Él. Este es el primer paso para ir descubriendo como su presencia lo cambia todo. Dios está más interesado que tú en encontrarse contigo. Descubre la grandeza de un Dios que con una mano puede sostener una galaxia y con la otra sostener tu corazón y escucharte atentamente.

Oremos: Señor, quiero buscarte cada día con la expectativa de quien se encontrará con el arquitecto de mi vida y el Universo, quiero tener tiempo solo para los dos, leer tu Palabra y aprender a disfrutar tu compañía mas allá de las prisas y las multitudes. Amén.