Baloncesto Universitario y la BibliaMuestra

“El legendario entrenador John Wooden usa la plataforma para apoyar virtudes Bíblicas”

Baloncesto Masculino de la Universidad de California, Los Ángeles (UCLA) 

(4 de Junio, 2010)  

Cuando el legendario entrenador de baloncesto de la UCLA, John Wooden falleció a solamente 4 meses antes de cumplir 100 años de edad, los tributos que le llegaron fueron tan numerosos como diversos. Wooden no solo impactó el mundo de los deportes, sino a gente de todos los ámbitos de la vida. 

Ciertamente, aquellos reportando sobre el trabajo de su vida, mencionaron los éxitos obvios en la cancha de baloncesto. Wooden ganó un récord de diez campeonatos nacionales en la NCAA, incluyendo 4 temporadas invictas. Sus equipos marcan un récord del baloncesto masculino con 88 victorias consecutivas. Wooden también entrenó a algunos de los mejores jugadores universitarios que han pisado la cancha, tales como Lew Alcidor (ahora Kareem Abdul-Jabbar), Bill Walton, Gain Goodrich, Walt Hazzard, Jamaal Wilkes, y Marques Johnson. 

Pero después de que abruptamente se retirara en 1975 luego de ese décimo título nacional, Wooden se volvió más intencional sobre compartir sus enseñanzas con una audiencia más grande a través de la icónica “Pirámide del Éxito” y su famoso “Credo de Siete Puntos.” El número cuatro en esa popularizada lista apunta hacia una de las mayores influencias en la vida de Wooden.

“Absorban profundamente de buenos libros, especialmente de la Biblia.”

“MI padre nos leía la Biblia cada día cuando era niño,” escribió Wooden en su libro “Uno a Uno con John Wooden”. “Continué con esa práctica en la universidad y durante mi vida. Mi querida esposa, Nellie y yo leíamos la palabra de Dios juntos y se la leíamos a nuestros hijos.”

“Yo no leía la Biblia para complacer a mamá, papá, o Nellie,” continuó. “Era un hábito que disfrutaba mucho. No digo esto con ningún grado de orgullo. Era un hábito de amor, no era una exigencia o monotonía. No era solo algo que hacer, nunca fue una tarea, y lo disfruté.”

Uno de los pasajes bíblicos favoritos de Wooden no era desconocido para quienes lo conocían bien. Conocido como “el capítulo del amor,” ejemplifica como entrenaba, como llevaba su familia, y la forma en que trataba a otros.

“Si yo hablo en lenguas de hombres y de ángeles pero no tengo amor vengo a ser como escudo de bronce que resuena o un címbalo que retiñe. Si tengo el don de la profecía y entiendo todos los misterios y todo conocimiento; y si tengo toda la fe, de que puedo mover montañas, pero no tengo amor, nada soy. Si reparto todos mis bienes entre los pobres, y si entrego mi cuerpo a problemas para poder alardear, pero no tengo amor, de nada me sirve. El amor tiene paciencia y es bondadoso. El amor no es celoso. El amor no es ostentoso, ni se hace arrogante. No es indecoroso, ni busca lo suyo propio. No se irrita, ni lleva cuentas del mal. No se goza de la injusticia, sino que se regocija con la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser. Pero las profecías se acabarán, cesarán las lenguas y se acabará el conocimiento. Porque conocemos solo en parte y en parte profetizamos; pero cuando venga lo que es perfecto, entonces lo que es en parte será abolido. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; pero cuando llegué a ser hombre, dejé lo que era de niño. Ahora vemos oscuramente por medio de un espejo, pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte, pero entonces conoceré plenamente, así como fui conocido. Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.”. (1 Corintios 13 RVA-2015 )

“El amor es la palabra más grandiosa en nuestro idioma” dijo Wooden en el libro “Sirviendo”. “Cuando tenemos amor, muchos de los problemas desparecen. Las diferencias son manejables cuando el amor encuentra su camino. Estoy seguro que mi estima por el amor viene de mi lectura la Biblia... Podemos dar sin amar, pero no podemos amar sin dar. De hecho, el amor no es nada a menos que se lo demos a alguien.”