Esperanza para mi matrimonio

Pasos para un matrimonio más fuerte

Hágame un favor. Tome un momento y califique su matrimonio del 1 (ser realmente malo) al 10 (ser el mejor de todos). Sea honesto. Ahora, pídale a su cónyuge que haga lo mismo. ¿Fue más bajo o alto de lo que esperaba? ¿Hay margen de mejora?

Los primeros años de nuestro matrimonio no fueron buenos, para decirlo claramente. Si nos pidieran que calificáramos nuestro matrimonio en ese momento, es posible que hubiera caído en números negativos. Al describirla ahora a otros, esa temporada ha sido llamada acertadamente el “valle de la desesperanza”. Lo que pensábamos que era el comienzo de un matrimonio de cuento de hadas se había convertido, en cierto modo, en una pesadilla. Nunca imaginamos que nuestra relación podría empeorar tanto, pero al poco tiempo estábamos perdidos y no veíamos salida.

Por la gracia de Dios, nos dimos cuenta de que con sólo unos pocos cambios podíamos dar pequeños pasos hacia un matrimonio más fuerte. Afortunadamente, con estos ajustes, hemos disfrutado de tener un 9-10 desde hace años.

El primer paso que dimos es la instrucción de Efesios 5:21 de “someternos unos a otros”. Esta Escritura cambió las reglas del juego en nuestro matrimonio. Cuando ambos adoptan una postura de sumisión, no hay lugar para el orgullo en su relación.

El siguiente paso fue en el ámbito de la comunicación. ¿Cuándo fue la última vez que tuvo cuidado en la forma de hablarle a su cónyuge? El tono y el tiempo lo son todo en la comunicación. Hemos aprendido que nuestras palabras, el tiempo, el tono y la capacidad de escuchar son fundamentales para la salud de nuestro matrimonio. Persigan el uno al otro diariamente como lo hacían cuando estaban de novios.

Por encima de todo, recuerde que sólo hay una manera de tener un matrimonio exitoso. Jesús debe estar en el centro de nuestra vida personal. Nos recuerda en Juan 15:4: “Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí".

Una elección sencilla que todos podemos hacer es buscar a Dios leyendo la Biblia y haciendo devocionales diarios. Le animamos a orar y leer la Biblia para que Dios pueda continuar revelándosele a usted y enseñándote cómo ser un gran cónyuge. Permaneced en Él y vuestro matrimonio dará frutos.

Si está en una temporada de felicidad conyugal en la cima de una montaña, ¡celébrelo! Pero no se vuelvan complacientes en la búsqueda de Dios y de los demás cuando las cosas parecen fáciles. Cantares de los Cantares 2:15 dice que son “las pequeñas zorras las que estropean las viñas de nuestro amor”. Los pequeños compromisos y las pequeñas inconsistencias se introducirán y corroerán la salud de su matrimonio. Manténganse coherentes con Dios y con los demás.

Una nota para cualquiera que esté en una época de soltería: no está solo. Dios promete en Deuteronomio 31:6 que “no te dejará ni te desamparará”. Sus planes para usted son seguros. En lugar de centrarse en lo que puede parecer una carencia, continúe buscando una relación con el amante de su alma. Creo que pronto podrás declarar con confianza lo que dice el salmista en el Salmo 138:8: “Jehová cumplirá su propósito en mí; Tu misericordia, oh Jehová, es para siempre; No desampares la obra de tus manos”.

Una última cosa antes de irme. Antes de que termine hoy, vaya y tome la mano de tu cónyuge y oren juntos. No tiene que ser una oración larga, sólo sea constante. Hágalo a diario. Cuando elija hacer de esto parte de su vida diaria, Dios fortalecerá su matrimonio y comenzará a dar pasos hacia el matrimonio que siempre ha anhelado.

Declare esto: Hay ESPERANZA para mi matrimonio. Elijo buscar a Dios y a mi cónyuge diariamente. Confío en que Él me ayudará a crecer y fortalecer mi matrimonio para Su gloria.