Espíritu SantoMuestra

Gozo.

La alegría y el gozo son similares pero diferentes; la alegría es una sensación producida por algo bueno, mientras que el gozo puede experimentarse incluso en situaciones adversas, siempre y cuando tengamos fe en que pasarán y vendrán tiempos mejores. Estoy hablando de la parte espiritual.

La Palabra nos dice en Gálatas 5:22-23: "Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo...". Ayer hablamos del amor, y hoy profundizaremos un poco en el gozo. Está escrito en Nehemías 8:10: "Luego les dijo: Id, comed grasas y bebed vino dulce, y enviad porciones a los que no tienen nada preparado; porque es un día santo para nuestro Señor. No os entristezcáis, porque el gozo de Jehová es vuestra fuerza". Este don del Fruto del Espíritu nos permite llevar una vida saludable, tanto física como emocional y espiritualmente, lo que hace que las personas que nos rodean deseen esa "medicina" para sus preocupaciones, batallas y situaciones adversas.

Nos alegramos cuando pasamos buenos momentos y nos gozamos en el Señor debido a las promesas de vida que nos han sido dadas a través de la Palabra. El gozo aleja la depresión, nos ayuda a recibir de Dios y nos mantiene saludables, todo porque nos aferramos a la Palabra y vemos cómo el Padre abre caminos donde no los hay cuando nos enfrentamos a las vicisitudes de la vida. Trae sanidad integral cuando estamos pasando por enfermedades y aleja la depresión porque adoptamos una perspectiva positiva, sabiendo que "para los que están en el Señor, todas las cosas ayudan a bien".

Tengamos en cuenta que el gozo es uno de los dones del Fruto que requieren conocimiento de la Palabra, fe para esperar las promesas que en ella se nos dan y firmeza de corazón para avanzar en medio de las batallas que enfrentemos. Este fruto es poderoso y deseable, pero requiere disciplina y dedicación de nuestra parte para alimentarnos diariamente de las Escrituras y mantener una oración constante para comunicarnos con nuestro Padre, descargar lo malo, agradecer por lo bueno y pedir lo que necesitamos y anhelamos en nuestro corazón.

Oremos: Padre Bueno, te damos las gracias por tu maravilloso amor, el cual nos ha dado libertad para gozarnos en ti a través del sacrificio de Jesús en la Cruz y al darnos al Espíritu Santo, quien nos consuela en las adversidades. En el nombre de Cristo Jesús, te pedimos que nos ayudes a ser disciplinados en la búsqueda de ti, y que el fruto del gozo crezca en nuestra vida con el alimento espiritual que nos proporcionas a través de cada pasaje y versículo que nos has dado. Ayúdanos a no ser inconstantes en la fe y a rechazar al enemigo cuando venga con sus mentiras y artimañas, utilizando la Espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios. Amén.