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Escrito por Anna, 20 años, de Lenexa, Kansas, EE. UU.

Hace unas semanas, compré una nueva planta. Todo iba bien; la regaba y la mantenía en el lugar más soleado de mi casa. Pero, al poco tiempo, la planta pasó de tener un aspecto hermoso y verde, a estar seca y marrón. Mientras tomaba unas tijeras para deshacerme de algunas hojas sin vida, me preguntaba qué había fallado y no estaba segura de si mi planta volvería a tener el mismo aspecto.

Tanto si se trata de una planta que esperas que mejore o de otra circunstancia de tu vida, Jesús nos recuerda en Jeremías 29:11 que los planes que Él tiene para nosotros no son para lo malo, sino para darnos un futuro y esperanza. Personalmente, todo el tiempo le hago preguntas a Dios sobre por qué mi vida va en una dirección que no había planeado. En esos momentos, recuerdo que los planes de Dios son los mejores y los más grandes de todos, y que están destinados a cuidarme, no a abandonarme.

Así que hoy, como recordatorio de que los planes de Dios para ti son los mejores, haz una oración como esta: "Dios, no sé por qué tus planes se están desarrollando como lo están haciendo, pero confío en que tienes lo mejor reservado para mí. Solo tú conoces el futuro, y dices en tu Palabra que esos planes para mí son buenos y llenos de esperanza; y hoy estoy creyendo esto, porque confío en que me mostrarás a dónde ir y que estás conmigo. Gracias, Dios. Amén".