Su gran sacrificio, nuestra Gran ComisiónMuestra

Pasaje: "...Y me senté allí" por Hazel Hoskins

Dios, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?
Jesús gimió en el madero:
Cuando las espinas aplastaron Su frente
Y se retorcía en agonía.

Dios, ¿estás ahí? ¿Te importa?
SILENCIO
Solo, abandonado, olvidado
Al Hijo le pareció estar;
Pero Dios estaba llevando a cabo Su plan
Por toda la eternidad.

Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?
Gemí en mi desesperación;
¿Está ahí? ¿Te importa?
SILENCIO
No estoy pidiendo un viento fuerte... una visión
Una vocecita apacible serviría.
Pero ¿por qué este silencio?
Sé que tengo Tu palabra
Pero anhelo escuchar Tu voz...
Para sentir Tu toque...
Para experimentar Tu amor.

Dios es fiel. Su promesa siempre se mantiene fuerte, sin importar las circunstancias. Dios no nos deja en silencio. Él siempre está presente. Somos nosotros los que necesitamos aumentar nuestra sensibilidad a Su voz. Él es un Dios real, personal, cariñoso y compasivo que sostiene y bendice a Sus hijos con llamamientos, visiones, bendiciones y habilidades únicas para hacer avanzar Su reino.