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Siempre que pasamos por algo difícil, tendemos a orar y a pedir a Dios que aparezca de forma espectacular. Enfrentados a GRANDES preocupaciones, le pedimos a Dios que haga GRANDES cosas. Pero la verdad es que, a pesar de que Dios puede y se manifiesta a veces de maneras más obvias, también podemos encontrar a Dios obrando de maneras pequeñas y menos obvias. Sin embargo, estas suelen ser más difíciles de ver. A veces, solo cuando miramos atrás reconocemos lo que estaba pasando. Lo que parecía abrumador es menos importante de lo que pensábamos en un principio. Puede que veamos que Dios nos dio paz para superarlo, en lugar de quitárnosla. La oración es nuestro salvavidas hacia un Dios que puede ver más allá de nuestras circunstancias actuales y hacia nuestro futuro.

Dedica hoy un tiempo para orar. Agradece a Dios lo que ha hecho por ti en el pasado. Pídele ayuda para ver lo que puede estar haciendo ahora mismo.